Taba re escabio re quemado arruinado
mal mal mal
se me había repodrido la croqueta
loco antes era un pibe sano
escuchame un poquito
ahora estaba reloco
borracho falopero todo zaparrastroso
¿cómo pude terminar así?
la veeo caaasii coomo un demoonioooo
y raasco la alfoombra poor su amooor
aaay pero qué turra esta minita-aaaahhhh!!!
me enamoró me engualichó me engatuzó
y ahora me descartaba sin piedá
no había remedio pa mi mal
iba roto el corazón por la avenida Olavarría
con la viola colgada y la armónica en el bolsillo.
De penas crucé la Richieri
con la música a otra parte
y me metí en la chupadora de enfrente
¿para qué? frescolari la noche
bajaba la gleba cantando
aunque de sueño pueda matarme
vas a temblar siempre en mi pecho
pateaba uno dos uno dos el tufillo
de hombre muerto por amor
hasta que putamadre me mandé cualquiera!
y me metí en la villalba por atrás
de los monoblocks de Madero.
Cagamos-cobré para todo el viaje.
Al toque me rodearon
tres guachos malsanos con los ojos clavados
el más lungo me encaró y dijo eehhh
coon tooodo respeetoo
me habilitá dié centavo?
yo no te lo veeengo a robaaá
te lo veeengo a peedí!
Yo estaba boludo por el metejón
y tanta droga tanto alcohol
muy pija le sanateé que no me venga a caretear
que si tuviera algo de guita igual no le iba a dar
un carajo!
a un pancho como él.
Qué peste tan rara que es el amor ¿no?
cómo te arruina de verdad
para toda la cosecha.
El lungo se quedó un rato pensativo
pero no por mucho tiempo:
de querusa me volvió a chamuyar
y esta vez me pidió la guitarra.
Ajajá larvón antichorro muy limado
le dije la viola no me la sacás ni en pedo.
Por suerte me rescaté un poquito:
-si quieren les puedo tocar algo.
Capaz que les caí simpático
o no me cazaban bien la onda
o estaban embolados vaya uno a saber
la cosa es que los guachines contestaron
bueno tocate una
así que nos sentamos en un tronco
que había por ahí.
Les zapé una de los Redondos y joya!
a los chaboncitos les copaba:
Luuuzbeliito saabe quee
suu destiiino es dee sooledad
vé también que los deemaás
se dan cuenta de laa risa que le daa
ay! ay! ay! queé risaa le daaa...
Muy flasheados los pibes me pidieron otra
y cómo no cómo no y después otra
y otra más eehh tocate ésta
tocata aquélla ¿la sabés?
esa no esa sí.
Pasamos toda la noche cantando
en el microquiste más mentado
de la villa atrás de Madero
en el sudoeste matanzero
donde caga la yuta
y los hampones más pulentas.
Pero yo zafé porque escuchá
no te ortibés a la mañana siguiente
me desperté muy solito
apoyado en el tronco
los guachos se habían ido
pero yo descubrí re contento
que esos pibes tenían códigos
porque al lado mío estaba la viola
en mi bolsillo seguía la armónica
en las patas todavía llevaba puestas
las zapatillas negras.
Me puse de pie y volví
a Celina cruzando otra vez
la Richieri por Puente 7.
A partir de ese día empecé a tener cuidado
con las minas
porque yo me engancho muy rápido
y termino en cada historia que no sabés
así que juré mil veces no vuelvo a insistir
y bue! y bue!!!
posta que no duró mucho manú
lo reconozco
porque más o menos cada tres meses
me enamoro de cada loca
que ni te cuento.
jueves, diciembre 21, 2006
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4 comentarios:
clap clap!
¿A qué loca le toca ahora?
sos un grozzo, juan!!!!!
enamorarse cada tres meses, buen ritmo.
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