martes, mayo 30, 2006

Lluvia 2

por Juan Incardona.
Bajada de versos y ejercitación del collage poético, por Paula.

Tengo la convicción de que viene la lluvia
y no puedo pensar otra cosa, angustiado
porque viene la lluvia no puedo moverme

a la multitud le pido que apure
el paso, que viene,
nadie me oye,
ninguno se mueve, no hay avance
retroceso ni paso al costado

inevitable viene, viene,
les aviso, miren que les grito,
les ruego y después amenazo,
prometo anillos pero nada puedo hacer para cruzar
esta capa de piel y de ropa

regalaría objetos, vaciaría placares,
cajones, donaría
la bicicleta, pero no hay caso

aunque me arrodille o saque temas
de conversación o practique maniobras
de distracción se cierran los intersticios,
la muchedumbre es una fila de paredes

diga hola, diga chau, los amo,
sólo existe No
gigantesco y cerrado,
mudo de gente, grave cenicienta
como el polvo que volaba en los potreros,
incoloro como el agua que viene fina,
gruesa, lo mismo; no me beneficia
traga la cara, insisto sin tregua
estoy dispuesto a pagarles

sería un favor que jamás olvidaré
si tan sólo me dejan salir

caen las primeras gotas,
terrible mi ánimo encorsetado,
disoluto de cardos clava,
inerte apurado por el blanco
acuna en un barrio de perros sarnosos
al hombre del sudoeste que corre en la imaginación

afuera sigue quieto aunque le diga
una y otra vez que viene lluvia, viene

domingo, mayo 28, 2006

Lluvia

Tengo la convicción de que viene la lluvia y no puedo pensar en otra cosa, estoy angustiado porque viene y no puedo moverme debido a la multitud, les pido que apuren el paso, simultáneamente, pero nadie oye, ninguno se mueve, no hay avance, no hay retroceso ni paso al costado, y es inevitable, viene, ya viene, les aviso, miren que les grito, que les ruego y después amenazo, les prometo anillos pero nada puedo hacer para cruzar esta capa de piel y de ropa, regalaría objetos, vaciaría placares y cajones y hasta donaría la bicicleta, pero no hay caso aunque me arrodille, y si saco temas de conversación y practico maniobras de distracción se cierran más los intersticios y la muchedumbre es una fila de paredes, y aunque diga hola, diga chau, diga los amo, sólo existe el no, un no gigantesco y cerrado, de labios apretados, un no mudo de muchedumbre grave, cenicienta como el polvo que volaba en los potreros de nuestra niñez, incolora como el agua que viene, pluvial, abismal, fina o gruesa da lo mismo, una lluvia que no me beneficia, que traga la cara y mastica los ojos, y yo insisto sin tregua y estoy dispuesto a pagarles y sería un gran favor que jamás olvidaré si tan solo me dejaran salir porque están cayendo las primeras gotas y es terrible mi ánimo, enrojecido hinchado, que sangra disoluto, encorcetado de cardos, abrazado por clavos, inerte, encerrado, apurado por el blanco, acunado en un barrio de perros sarnosos, hombre del sudoeste que corre en la imaginación porque afuera sigue quieto aunque les diga una y otra vez que viene la lluvia, viene, ¡viene la lluvia!, y desearía tanto que al menos me preguntaran ¿viene la lluvia?, pero el mundo se ha detenido a causa de esta gente, quietud comprimida y potente, manifestación de relojes rotos, de escondidos, que ignoran nerviosos y acumulan espaldas en espirales espesos, necesito gritar que viene la lluvia y yo sigo acá por culpa de ustedes, caras del miedo, solemnes sobre cuerpos incrustados a mi alrededor, mejores ejemplos de la lentitud, otros orgullosos, recios de pie, domadores de toda intención.

viernes, mayo 19, 2006

Anécdotas peronistas 3

En el discurso en donde nombraba a su hermano director del zoológico, Perón dijo: "Este es el único peronista que se lleva bien con los gorilas".
***
Se mantenían intensas negociaciones entre Perón y Frondizi para sostener su candidatura. Ramón Prieto era el encargado de negociar con Perón, y antes de que Prieto regresara a Buenos Aires, Perón le dice que mande un telegrama con el siguiente mensaje en clave "Felicidades, Juan" a fin de arreglar la fecha de la entrevista. Sin embargo, el 31 de diciembre de 1957, Prieto es el que recibe un telegrama con la siguiente leyenda: "Felicidades Urgente, Juan".
***
En el exilio, especialmente al principio, Perón era asilado con la condición de no mantener actividad política. Esta regla era estrictamente vigilada por las embajadas norteamericanas en cada uno de los países huéspedes. Al armar la resistencia, Perón tenía tal ritmo de trabajo, que la revista de actualidades Elite, en Venezuela, llamó a Perón, irónicamente, "el mejor cliente del correo".



Por Tati Dep
para días que se empujan en desorden

Anécdotas peronistas 2 --------------------------------------------------------------------------------------------------

miércoles, mayo 17, 2006

Ropero 2

por Juan Incardona.
Poedición y bajada de versos, por Paula.


Qué ácido gotea, qué sueño me suda
qué de ella que ya no queda
y qué de mí solo ahora
diseminado, ahora
que es cierto apenas
un tic tac del teclado
de nuestra alegría del qué
de la tela roída de las polillas
el placard la ropa de la feria,
que por qué no tiene color, cambió tu regalo
y mi cara es cara caída
por qué
en la boquita te pedí quereme y no te vayas y mezclemos
mi causa con tus golosinas para qué
o qué puede pedirse ya
si del azúcar sólo restan puntos blancos
sueltos, casi
en el mármol empalados
por muchas moscas

del agua apenas se conserva
la humedad en tu vestido largo
mojadura que quema
sigilosa de mí, colgada
en una avalancha de prendas
queso de las ratas pendiente sobre
el horror que crece en aire oscuro y significa algo:
este jardín es posible

muchedumbre de hongos en las flores mortificadas del ropero
esa gran caja adonde
ahora voy a meterme
y abre
abre
abre tu gran boca de madera, mueble perverso
que nadie impida el oficio que nada
interrumpa la colección
que pudra
que se pudra que se me pudra
la sangre y situación

qué decís, no digas nada más : cierra
la boca que ya estoy adentro cierra como la tierra
cierra las raíces
cierra los muertos

lunes, mayo 15, 2006

Ropero


Qué ácido gotea, qué sueño me suda, qué de ella, que ya no queda, qué de mí solo, ahora diseminado, ahora que es cierto, apenas un tic tac del teclado, qué del qué de nuestra alegría y del qué de la tela roída, de las polillas y el placard y la ropa de la feria, entonces qué, qué de ya y qué de yo, que por qué no tiene color y cambió tu regalo y mi cara es cara caída, por qué en la boquita te pedí quereme y no te vayas y mezclemos mi causa con tus golosinas, para qué y qué puede pedirse ya, si del azúcar sólo restan puntos blancos, sueltos y casi imperceptibles en el mármol, empalados por muchas moscas, si del agua apenas se conserva la humedad en tu vestido largo, mojadura que quema, sigilosa de mí, colgada en una avalancha de prendas, queso de las ratas, pendiente sobre el horror, que crece en aire oscuro, que significa algo este jardín es posible, muchedumbre de hongos en las flores mortificadas del ropero, esa gran caja adonde ahora voy a meterme, y abre, abre, abre tu gran boca de madera, mueble perverso, que nadie impida el oficio, que nada interrumpa la colección, que pudra, que se pudra, que se me pudra la sangre y toda situación, y qué decís, no digas nada más, simplemente cierra la boca que ya estoy adentro, cierra como la tierra cierra a las raíces y a los muertos.

miércoles, mayo 10, 2006

industria nacional

Puede suceder en algún caso que por las condiciones de la máquina el diámetro de las ruedas designadas sea muy grande o muy pequeño para permitir engranar entre sí: este caso se soluciona dividiendo o multiplicando por un mismo número una rueda conductora y una rueda receptora. Cuando no engranen las ruedas en el orden fijado cámbiese la C por la A o la D por la B.

Me doy maña. Siempre arreglé todo tipo de cosas, tanto en casa como en la fábrica. Cuando terminé séptimo grado estudié matricería. Eran unos cursos acelerados que se daban en la época de Frondizi. Me recibí de oficial tornero, aunque con el tiempo aprendí a usar otras máquinas, como la fresa, la limadora y los balancines. Trabajé en varios lugares: en Tandanor -en el puerto de Buenos Aires-, en una cortadora de chapa de La Tablada, en Elaplast y hasta en la Ford, en Pacheco, aunque ahí estuve poco. En los últimos diez años fui operario en Anilet, una fábrica de plástico. Manejaba un balancín grande, que hacía 90 golpes por minuto. Una barbaridad. Teóricamente esa máquina producía alrededor de 40.000 piezas en ocho horas, 120.000 piezas en tres turnos. Tengo dos hijos. El mayor estudia en la facultad una carrera que se llama Sociología. Yo no sé de qué va a vivir ese pibe. Traté de convencerlo de que siga algo más práctico, que tenga campo laboral, pero está encaprichado. Además tengo miedo de que se meta en política. Ya veremos. Los balancines de Anilet eran de fabricación continua. Eran perfectos. Usábamos matrices compuestas que te hacían la pieza de un solo golpe. Cortaban los contornos y al mismo tiempo te punzonaban los agujeros. Toda una revolución productiva, como dicen ahora. Yo era bueno, por eso me pagaban bien. Además no faltaba nunca. Siempre tenía la sección bien barrida y me preocupaba por el mantenimiento de la máquina. Afilaba las herramientas todo los días y cuidaba los expulsores. Mi balancín era inclinable. Eso es algo muy importante, porque te da más libertad de movimiento y las piezas son expulsadas mejor, por la gravedad. Mi mujer trabajaba en una panadería, pero la echaron el año pasado. Menos mal que tengo unos ahorros, aunque no creo que duren más de tres meses. Los pibes van a tener que trabajar y eso les va a afectar el estudio. Es una pena. Hubiera querido otra cosa para ellos. Igual, ojo, hay que ver si consiguen algo, porque está muy jodido. Ayer el menor dijo que quería irse a España. No sé qué pensar. Hace tres años despidieron un montón de gente en Anilet. Si quería, podía seguir, pero en negro. Acepté, no quedaba otra. Además me seguían pagando lo mismo. Lástima que perdí la obra social. En el verano siempre íbamos a un club del sindicato que está en Camino de Cintura. Un lugar muy lindo, bastante grande, con pileta, quinchos y cancha de fútbol. Y bueno, no me podía quejar, por lo menos tenía laburo. Otra cosa que lamenté fueron los aportes para la jubilación. Para colmo ahora estiraron la edad máxima y la cantidad de años de aporte, así que todavía falta bastante. Una tarde el patrón me pidió que hiciera horas extras, que iba a pagar bien. Había que hacer unas tapitas para una embotelladora de Pepsi, que estaba por sacar una segunda línea de gaseosas. La verdad que no podíamos desaprovechar la oportunidad, ni el patrón ni yo, así que nos quedamos los dos, más otros cinco muchachos, laburando hasta la noche. Esto fue hace más o menos tres meses, un viernes. Yo no sé qué pasó. Es cierto que estaba cansado, pero con la experiencia que tenía no entiendo cómo me pude descuidar tanto. El tren es más peligroso para el que cruza la vía todos los días que para el que la cruza por primera vez. Es así. Lo más peligroso es la confianza. No puedo olvidarme de la mano ahí, como si fuera algo extraño, una cosa cualquiera. Todavía se le movían los dedos. Parecía un sueño. De golpe tuve la sensación de que el galpón se achicaba y se agrandaba, cada vez más rápido, a la par de mis latidos. Había sido la mano derecha. No sentía dolor, sólo un hormigueo que bajaba por el brazo. Los olores de la grasa de los engranajes, del aceite quemado, del tachito con fundente al lado de la soldadora, iban desapareciendo. Me dormía. Veía todo como si estuviera atrás de un vidrio empañado, aunque el anillo de casado brillaba más que nunca, ahí abajo de la luz de neón que estaba adosada al balancín. Una de las últimas imágenes que recuerdo es la del hueso, bien blanco, apretado entre la carne. La sangre empezó a salir a chorros. Mis compañeros gritaron. Yo escuchaba sus voces alargadas, en una velocidad lenta. Me sentaron enseguida y trajeron una toalla para envolverme. Todavía no lo puedo creer. Yo siempre fui muy organizado, si hasta había hecho un cartel escrito con una fibra, que decía “No tocar”, para colgar en la máquina cuando las estampas no estaban ajustadas. Fuimos a la salita. Los muchachos llevaron la mano en una bolsa con hielo. En la guardia me dieron unas inyecciones y después me derivaron rápido al Piñeiro, donde quedé internado. Pero ahí no pudieron hacer nada. Qué lástima que ya no tenía la obra social, sino, en una de esas, en el Hospital Alemán la hubieran implantado otra vez. Dicen que tienen especialistas, que hay una sección que se llama “Cirujía de la mano”. Te cosen las venas, los nervios, te sueldan los huesos y los fijan con alambres. Para arreglar los tejidos más chicos usan microscopios y unas lupas con lentes especiales, moldeadas con polvo de diamante.


*Publicado originalmente en el interpretador.

domingo, mayo 07, 2006

Correspondencia

----- Original Message -----
From: pedro luis zaldarriaga
To: elinterpretador@fibertel.com.ar

Sent: Sunday, May 07, 2006 3:18 PM
Subject: un saludo para Juan Diego Incardona

Este mensaje va dirigido a Juan Diego.

Con mucha sorpresa y alegría a la vez descubro el relato que hace sobre su madre Celina.
Me llamo Pedro Luis Zaldarriaga, nací en La Pampa, y por los lazos familiares, Celina era una de las hijas de un primo de mi bisabuelo, me gustaría saber que relación hay entre ellas y nosotros,tener un poco mas de conocimiento.
Me emocionó el relato que hace como hijo de la maestra, y del respeto que sentían por ella,
Un saludo muy grande

Pedro

From: "el interpretador" elinterpretador@fibertel.com.ar
To: "pedro luis zaldarriaga"
Subject: Re: un saludo para Juan Diego Incardona
Date: Sun, 7 May 2006 19:14:42 -0300

Un gusto, Pedro, y muchas gracias.
Pronto le contaré a mi mamá, a ver qué sabe, y vuelvo a escribirte.

Cómo se llamaban tu bisabuelo y tu padre?

Un abrazo,
Juan Diego

----- Original Message -----
From: pedro luis zaldarriaga
To: elinterpretador@fibertel.com.ar
Sent: Sunday, May 07, 2006 11:59 PM
Subject: Re: un saludo para Juan Diego Incardona

Hola Juan Diego
Gracias por contestarme

Mi bisabuelo se llamaba Juan Andres Zaldarriaga y mi bisabuela se llamaba Angela Cañas. Eran de la zona de Bragado/25 de Mayo, pcia de BsAs y se fueron a La Pampa, mi abuelo Vicente tuvo 7 u 8 hermanos, mi padre se llamaba Cirilo, y tenía un hermano varon Fabian y cinco hermanas (2 de ellas todavía viven, son de mas de 80 años)

Mi bisabuelo era primo hermano de Jerónimo Zaldarriaga, una de cuyas hijas se llamaba Celina que se casó con Ezequiel Paz, director y dueño del diario La Prensa. Otra de las hijas se casó con un Belaustegui-

Los unicos relatos que tuve de mis tías era que mi bisabuelo y su primo Jerónimo se trataban, pero llegó un momento que venir a visitar a Celina a Buenos Aires, que se había casado con Paz y vivían en lo que es hoy el círculo militar(palacio Paz, frente a Plaza San Martín) implicaba vestirse de frac (hablo de años 1900/1910) y a mi bisabuelo, que venía de La Pampa ,. el campo y la tierra, no le gustaba nada!!!!!!!!!!!!! Ademas, ella tenía un hermano llamado Gustavo, que creo que había estado una temporada en el campo en La Pampa, no se por que razón, alojado alla (vaya a sabaer uno porque pero segun mis tías como que tuvo que irse para escapar de algo).
Obviamente del campo de mi bisabuelo, quedo el recuerdo porque perdieron todo, muchos hijos, mucha desidia, en lo que a mi me parece. Te confieso que mi padre nunca me conto nada
Y hoy estan fallecidos. Tambien en la historia fliar (según mi primo Jorge, hijo de mi tío Fabian) uno de ellos formó pàrte de la campaña al Desierto, cuando conquistaron y poblaron LA Pampa.
Esas fueron las unicas historias, ahora bien, los nietos de Gustavo Zaldarriaga y sobrinos de Celina. son Pino Solanas, y otros de apellido Anadon, De Paula, Massa y Zaldarriaga, con Jose Luis Zaldarriaga tuve oportunidad de enviarme un mail, y él me contó que de sus hermanas una se llama Celina y otra Monica, y tiene dos hermanos mas.

Menciono a Celina pues tu madre se llama igual, es nombre de familia, (me gustaria saber como se llamaban tus abuelos y antepasados=) y menciono a Mónica, otro nombre de familia, porque no se si sabías de quien descendemos los Zaldarriaga
de un sevillano que vino a BsAs en la época de la colonia, como empleado de la corona y se casó aca con Mónica Castelli (hermana del procer Juan Jose Castelli, integrante de la primera Junta de gobierno patrio=)
Ellos eran primos segundos por parte de madre, de Manuel Belgrano,
No se si sabías esto. bien, yo lo descubrí por las biografías del diccionario de Cútolo husmeando en la Biblioteca del Congreso
y no te imaginas cuanto fue mi orgullo saber todo esto, relacionado con los padres fundadores de nuestro país
Perdoname si te aburrí con todo esto
pero tenía cierta idea de unos Zaldarriaga que viven en la zona Oeste, no se por que notas de sociales en la Nación, quizas,
Hace unos años tuve la oportunidad por razones de trabajo de intercambiar unas palabras con un tal Gustavo Rufino, que me dijo que su abuela, creo era Zaldarriaga y atando cabo la relaciono con tu madre, puede ser?
Me gustaría no perder el contacto, si podes corroborar estas historias con elllas, sería muy intersante para mí

espero no molestarte, y mil gracias por leer mi mail

Te mando un fuerte abrazo

Pedro

Ckp

viernes, mayo 05, 2006

Correspondencia

----- Original Message -----
From: César Bignotti
To: elinterpretador@fibertel.com.ar
Sent: Friday, May 05, 2006 3:58 PM
Subject: Mensaje p/ Juan Diego. Bien por las aguafuertes de Celina!
Hola Juan Diego, me habló de tu obra Marina que escribe en El Interpretador, la cuestión que somos vecinos me crie y creci en el Edificio 55 de Celina y naci en el 68, no te ubico pero anduvimos por los mismos parajes e hicimos cosas similares en epocas similares.
Me encantaron las aguafuertes, me senti muy identificado.
Te cuento que me dedico al diseño y programación web y tengo un portal sobre el Mercado Central ( http://www.alcentral.com.ar/ ) y me ronda desde hace tiempo hacer algo piola en la web sobre Celina.
Te lo cuento porque en principio y con tu autorizacion por supuesto me encantaria meter en alguna sección de esa futura web, tus aguafuertes.

Te mando un abrazo

César Bignotti