miércoles, diciembre 27, 2006

El campito

formaciones al compás de los bombos de las unidades básicas
redoblantes de las bandas de rock más peleadores que si fueran
buenos federales como ellos que vienen a pisar los jardines
es que ladran nuestros perros devotos
el cielo atrás del negro que persigue una tormenta
yo no soy más que un chico de la mano
hijo blanco de los pampas que enterraron a Ramos Mejía
atrás de los tapiales baldíos apenas iluminados por los faroles de Larre
Russo y Balestrini fundados en la murga política
entre los pasistas hacen este capítulo con la rayuela coreográfica
conmueve el baile en la calle industrial
los chicos de Las Achiras vienen con los libres del Sur
las pandillas de Villa Lucero malvón rojo en el bajo verano
se van los murciélagos y llegan los vampiros pinchando venas
como si fueran tribus de naciones salvajes que viven llorando
comandadas por reyes sanguinarios que viven matando
cobran venganza y levantan la violencia
armados con bombitas de agua y espuma de la rabia
implacables en el avance como camiones por la Richieri
mueven las manos frenéticamente y galopan como caudillos
esta montonera sobre piernitas mal alimentadas
patean cualquier cosa que se cruce en su camino
en competencia con el desfile emplumado de la calle
pobres pero poderosos
en torno a las lonas pintadas de Viva Perón que se contraen
rítmicamente por los golpes de los murgueros de la realidad
vienen los cuervos y van los jóvenes a su mayor estado de euforia
se oyen los primeros truenos de la comparsa apocalíptica
las primeras gotas caen sobre la calle Boulogne Sur Mer
miren el desbande en el barro
allá se van en todas direcciones
antes los vimos torturados en los galpones de Camino de Cintura
fusilados en los potreros atrás del Mercado Central
es el cardo lo que crece en las comisarías de Madero
es el olor de la orina lo que corre en el Matanza
miren allá dónde le salió la viuda al gomero
miren las hormigas de colores voladas en las hojas
la calle muerta está llena de autos quemados
los barrios bustos siguen escondidos de la Libertadora
la calle muerta está llena de turcos quemados como San Emilio
en los postes cuelga la navidad del siglo XX
de Haedo llevaron la merca menemista en trocha angosta
pero todo desaparece antes de llegar a Temperley
los que se ahogaban en el río empujados por los gendarmes
tarareando aires que los perros del campito todavía tragan
de esa carne hinchada se levantaron con el calor
saquearon supermercados en diciembre
pupila ojo de la Virgen de Luján
entre balas perdidas yo no soy más que un chico
de la mano del carnaval
que me llamen volador si sé volar(1)
si sé pelear que me llamen hijo.



(1)Sobre un verso de Zona, de Apollinaire.
*Publicado originalmente en el interpretador, número 29.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cuánta historia en el patio trasero de la ciudad, Juan, éste me gustó mucho también