jueves, septiembre 01, 2005

Rexistencia 1 - Oxímoron

Acabo de llegar; estuve ofreciendo los malditos objetos maravillosos.

Sí, soy conciente que lo anterior es un oxímoron. Y bue. La contradicción es parte de esta rexistencia que practico en el desorden de los días. Es claro, oscilo entre la literatura y la venta ambulante. Veremos a dónde me lleva la marea. Hoy me fue un poco mejor que en los últimos días. Le vino bien a mis bolsillos el recorrido palermitano, los bares, las mesas y las fiestas de cumpleaños ajenos donde la literatura parece no existir. Esas no fueron horas felices, pero ahora llegó la recompensa, la soledad y el frío detrás de la ventana para el teclado que, adentro de la casa, parte en pedazos al silencio polimorfo que aturde con preguntas. Así, voy conjurando, poco a poco, tantas inquietudes, hasta sentirme mejor y alegrarme, quizás, por este tiempo, aunque es evidente que no puede compararse con otra época, en las calles de Celina, allí donde el único interrogante posible, sentado junto a mis amigos en la calle, era:
¿y ahora, a qué jugamos?
Rexistencia ------------------------------------------------------------

10 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno al fin y al cabo los objetos no son otra cosa que objetos y vos los oximoronizarás a tu antojo. mientras te den de comer.

(atender verbo: oximoronizar)

a mí esos paisajes suburbanos de tu memoria me hacen acordar a los de mi memoria, que se sitúan en castelar, ituzaingó & aledaños.

Obelix dijo...

Estimado,

Rexista Rex! Rexistaaaaaaaa!

Atte.

marina k dijo...

Ay Rex, qué lindo estás escribiendo. Estás encontrando un tono maravilloso. Rexistir es genial.
un abrazo caluroso,
LM

Anónimo dijo...

GraciasJimenaObelixLola.

Jimena: Yo también viví, en una época, en Haedo. Y conozco Castelar, pues allí viven unos tíos. Lindos barrios los del oeste.

Anónimo dijo...

pues claro que son bonitos. yo tenía amigas pianistas que vivían en haedo. también una profesora con su marido violinista, me bajaba en la estación, caminaba unas cuadras para el lado norte ya ahí venía nilda con los rulos grises a abrir la puerta. si me habrá cagado a pedos, nilda. íbamos con meng chen y tocábamos a cuatro manos no sé qué cosa de mozart y una sonatina de... de... no sé quién tampoco.

me está dando un viejazo mal que ni te cuento.

Anónimo dijo...

había en la estación de haedo, recuerdo --hay, creo, todavía-- unos poemas pintados en las paredes.

siempre que el tren paraba en haedo, volviendo a castelar desde algún concierto en la capital, yo miraba las parede y me quedaba clavada en uno que era particularmente horrible, por lo menos eso me parecía, y que decía algo así como

"haedo tiene andenes con alas que viajan en posibles transparencias"

o no sé qué cabronada del estilo.

y cada vez que lo leía me parecía más espantoso. pero no podía dejar de leerlo. sería no sé qué suerte de fascinación que hacía que volviera al poema cada vez que el tren se paraba ahí.

nada que ver con nada, pero bueh.

Nessie dijo...

Rexistiendo en un día congelado sus posts son como la mejora de un caloventor regalado.

Anónimo dijo...

GraciasNessie, aunque no creo que le sirvan de mucho en este congelamiento. Está soplando viento del sur.

Jimena: Es lindísimo Haedo, fue importante para mí, aunque ahora me pone triste. A la casa donde habité y a la persona que vivió conmigo allí, pareciera, que se las tragó la tierra. Por eso, tengo dudas de que Haedo aún exista.
Me acuerdo de esos poemas en la estación, y de los dibujos.
Y vos, ¿todavía tocás el piano?

Anónimo dijo...

sí que es lindo, por lo menos las poquitas partes que yo conozco. incluso la estación, que es distinta de las otras porque a los costados tiene como una estación adicional más antigua (nunca supe porqué, pasa otro tren por ahí?)

bueno, espero que algún día puedas volver a haedo. y que ya no duela,

Martín Turnes dijo...

Hay que seguir jugando Rex, hay que buscar el juego, nuevos juegos, no hay que dejar de jugar, de rexistir... no lo digo por experiencia, sino porque yo tb estoy buscandolo desesperadamente, dejar la autoexigencia para elevar el disfrute...

Mis saludos.