y las luces del centro causaran fascinación en las presentaciones de libros con tertulias murmurase devenidas crónicas farandulescas escritas con astringencia sin transigencia acerca del asqueamiento y el saqueamiento de la literatura, yo montaba un viejo zaino colorado del Rafa en los potreros desolados del sudoeste donde no camina ni el loro salvo algún changarín o habitante de la Achira pobre atrás del Mercado Central y decía el infierno está encantador, este infierno está embriagador.
viernes, septiembre 02, 2005
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5 comentarios:
en cambio había un rosillo en una estancia llegando a tandil manso como el agua de un estanque perdón por la metáfora pero es la única que se me ocurre que no trotaba ni aunque lo acicatearan con veinte pinchos de recalentado hierro solamente apuraba un poco el tranco al atardecer cuando quería irse pa' la querencia y el sol se ponía colorado como el pelaje mismo del pingo lo lindo del campo es eso que no destellan sino las estrellas en el firmamento y a nadie se le ocurre alardear con pavadas para qué si contra la naturaleza no se puede igual por suerte para la literatura estás vos largando las palabras como industriosa y desgarrada parturienta.
amén y salud y que te siga así, brotando.
Preciosísimo comment, Jimena. Muchas gracias.
ay, qué sano fresco el telúrico
q venga la 2da..!
que venga nomás.
es el contrapunto, que le dicen, le borbotona a uno cuando lee algo lindo igual que los mosquitos en bandada cuando hay mucha humedad (por lo cuantioso, no por las molestias que los mosquitos puedan causar)
saludos,
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