sábado, noviembre 18, 2006
Mi pieza
Esta parte del departamento, más oscura,
está enferma de fiebre, una fiebre baja que aparece primero
metida en la respiración y la humedad, y que después aumenta con el dolor
que abre la mordedura hasta la profundidad del ambiente.
Acá es difícil comer, pero sobre todo beber,
porque el encierro produce espasmos en la laringe.
Cuando el tiempo pasa y las cucarachas estropeadas se corren,
la inquietud crece hasta la excitación,
que agota los restos de aire con su bombeo.
Muebles de madera perforada por chinches y gusanos
reducen todavía más el espacio ya carcomido por los temblores
que la casa sufre debido a la edad y la nostalgia por otros dueños.
Si le hablo, las contracciones musculares le marcan las arrugas
y los horribles injertos de cemento de las capas superpuestas.
La computadora ilumina el cuello de mi nido con su pantalla cenicienta,
como un faro que se montó sobre la mesa para guiar a los desorientados
que se me ocurren en los poemas interrumpiendo la luz.
Tu apariencia, piecita, es la consecuencia de una enfermedad incurable,
seudoflora y seudofauna de mi mundo paralelo, estructura viral.
Cuando llego por la calle Bogotá doblando Caracas en Flores dormida,
la puerta peligrosa abre las piernas al vendedor ambulante
que vuelve hecho un Juan Diego listo para probar los gustos
del horror o la belleza.
Entonces una parte del cuerpo pierde sensibilidad,
la boca babea, el estrés aumenta,
la tensión se hace más fuerte,
explotan las arterias
y llegan las convulsiones.
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ilustración: Rain Polsky
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4 comentarios:
Esaaaa! Buenissimo, Juan!!!!
bello
=))))))))))))
kiss
Muchas gracias a los tres.
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