jueves, noviembre 16, 2006
La contraposición
Va por los ambientes buscando la otra parte
pero con ese ojo no se puede hacer nada,
es una cosa decorada para eventos sociales.
Cuando se tapa la cara se abre una cueva
en las paredes que atardecen blanquísimas
hasta que la oscuridad del núcleo las carcome.
Si se interna en el pasillo por la contracara,
una sensación le adormece de arriba
la verborragia, el hambre y los síntomas.
A esta altura del año las lámparas cuelgan secas
de un techo que se está desmoronando
como una risa íntima y solitaria, una risa de loco.
De la ropa no quedan más que harapos,
al doméstico se lo traga la tierra
y la desnudez se cose a cielo abierto.
La casa se derrumba sobre el tesoro miserable;
la sacudida violenta cambia la carne
y de a poco crece una cola de golondrina.
Levanta descascarado encima de los monólogos
y el tedio, sobre el museo, los artistas y el arte,
para perderse en una nube oscura y espesa.
La respiración le quita el vocabulario
pero no el habla, que se asoma de su garganta
con el niño trepado al árbol.
Un pájaro recién nacido recién ahora canta;
es un pájaro hermoso que ignora lo que debe ser
y vuela, como quizás lo veremos.
Reinaba una calma completa, pero hoy
llueve torrencialmente; brillan los relámpagos
y los truenos abren la cueva en el departamento.
Abajo quedan los muebles y los huesos
del viejo propietario; el resto desaparece
en la boca de la tormenta eléctrica.
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ilustración: Pete Revonkorpi
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4 comentarios:
Muy bellísimo, Rex!
aguante, juan, una masita!
me encantó. bellísimo y profundo...
mil gracias.
saludos!
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