martes, octubre 03, 2006

Rexistencia 27 - No toques ese tango que me mata

El otro día, después de vender objetos maravillosos, me fui enamoradizo y solo a la tanguería que está frente a la plaza de Almagro.
Me mandé para el fondo. Por suerte conseguí una silla contra la pared. No paraba de llegar gente. Cada vez que terminaba un tango, la tertulia explotaba. Eran como intervalos de una película. Si fuera así, ésta se proyectaba cerca de la ventanita, sobre una pantalla hecha de humo de cigarrillos.

De pronto, el viejo cantor empezó:

Lastima, bandoneón, mi corazón...

Entonado por la cerveza y el chamuyo con la chica de ojos verdes que tenía al lado, me puse de pie inmediatamente y grité:

—¡Paren!

La gente, que colmaba el pequeño boliche, desconcertada al principio, me miraba después con ojos acusadores:

—¿Qué pasa, borracho?

Miré fijo al cantor, y acompañando la negación con el dedo índice, le dije:

—Por favor, no toques ese tango que me mata.

La acusación daba lugar a la curiosidad y el bar se llenó de silencio.

—Lo que pasa —seguí— es que me trae un recuerdo que no soporto, de una chica, una que amé tanto. Te pido que no lo cantes. Es una crueldad inútil.

La noche creaba condiciones para la sensibilidad. Por eso, un poco con risa, un poco con ternura y algo de identificación, los asistentes, principalmente un grupo de chicos y chicas vestidos de murga, pidieron:

—¡Hagan otro!

Una turista empezó a sacarme fotos. El barullo se generalizaba y desde la barra gritaban cosas. El viejo cantor, tomando control de la situación, me dice:

—A ver, ¿cómo te llamás vos?
—Juan Diego.
—Bueno, sentate tranquilo. Ahora, decime, ¿qué querés que toquemos?
—El motivo.
El cantor lo miró al guitarrista y éste asintió con la cabeza. Después le dijo:
—En Mi menor.

Entonces, como si fuéramos una hinchada de fútbol, entre todos entonamos, casi hasta el grito:

Mina que fue en otro tiempo...


Rexistencia 26 --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

19 comentarios:

Anónimo dijo...

ay, juancito, me vas a matarrr.

L. dijo...

Me encanta este blog, nunca había comentado.
Pero el título me resulta más que propicio.

L. dijo...

del blog, digo: impecable.
en fin...

Anónimo dijo...

Muchas gracias!!

Anónimo dijo...

hoy no tiene pa´ponerse...
me gustó la elección. me gusta mucho ese tango. ése y silbando. un saludo desde la costa.

principio de incertidumbre dijo...

vos hacés que la gente sienta.

:)

sol dijo...

el turista sacándote fotos es el éxtasis! me gustan mucho estos relatos así tipo anécdota.

Anónimo dijo...

Sos una masa, amigo !


Atte.

marina k dijo...

genial,
en una mañana de mal humor me sacaste una sonrisa gigante.
te quiero

EmmaPeel dijo...

me dejaste con la palmera haciendo cortes y ochos por la vereda

me voy tarareando "...y supo con la mirada conquistar una pasión"

g. dijo...

Sos un grande, anoche leí antes de dormir El 80, que está en el librito que hizo Funes, y me encantó, ahora este, que también me encanta. Soy tu fan.

Penélope dijo...

La última curda es mi tango preferido por lejos, por cerca...

yo no hubiera hecho lo mismo por vergüenza, y sí, reconozco que mata

Decí que hay otro que enumera pasos para masomenos aguantar la subida:

"Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento..."

beso anaranjado

Unknown dijo...

Ni idea de los tangos pero sencillamente encantador.

Anónimo dijo...

muy bueno, muchas gracias. no conocía este blog y me pareció buenísimo tu relato. creo que el tango dice "lastima bandoneón mi corazón tu ronca maldición", en vez de "lástima", es una huevada. entre tanto joven pretendidamente cínico me gustó mucho leerte.

Juan Dé dijo...

Muchas gracias a todos.

tantal, tenés razón, ahí lo arreglé.

saludos!

Diego dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Diego dijo...

¿Sos conciente de que te estás convirtiendo en un personaje de Buenos Aires?

Lord dijo...

empecé de lo último, sobre Pity, y empecè a bajar. que buenas historias; que bien contadas. genial, todo.

Anónimo dijo...

-epa, Diego, me parece que no.
abrazo

-muchas gracias, Lord!