viernes, junio 30, 2006

jueves, junio 29, 2006

Cuando llora la milonga

por Ricardo García Blaya
Siempre escuché decir sobre De Angelis que era una orquesta “calesita”, que sólo servía en el salón, que le faltaba creatividad. Supongo que el adjetivo hacía alusión, a la curiosa modalidad de los bailarines de recorrer el terreno girando ordenadamente alrededor del perímetro de la pista. Desde otra óptica, la crítica podía apuntar a la música fácil, elemental y rutinaria de las calesitas (carruseles).
A estas definiciones las encuentro dasafortunadas.
De Angelis tuvo la belleza de un trabajo armonioso y sincronizado, del que resultaba un tango prolijo y sencillo, logrado con un eficaz manejo del ritmo y muy respetuoso de la melodía y del lucimiento del cantante.

miércoles, junio 28, 2006

Gusto de vos

Estábamos frente a frente y juro que no podía hablar, que el idioma nunca existió y que no había modo de lograr un mínimo movimiento en los músculos faciales, que estaban chupados por mis huesos, que toda mi cara era de hueso y de piedra, que yo mismo era una piedra, o un fierro, o un palo de escoba, o pigmalión y pinocho juntos, y la re concha de la lora con la concha que me tragaba y me llevaba como el mar y no podía hacer otra cosa más que observarla fijamente con mis ojos de dibujito japonés, y menos mal que ella estaba viva y movió la primer pieza y me dijo yo te conozco, vos vivís en la misma cuadra que yo, y entonces perdí el conocimiento y no tengo idea del tiempo ni de sus derivados, pero en un momento volví a abrir los ojos y la encontré nuevamente y tomé conciencia de que su mano me sostenía la nuca y que yo estaba postrado sobre la falda de la divinidad, que me seguía lastimando con su belleza y me decía ¿estás bien?, y nuevamente a la vigilia le agarró un marcesco y caí otra vez en el pozo negro y qué jodido que es el amor.
Estaba en el fondo del abismo, esperando que el infierno se dignara a devolverme y se acabara el intercipio, escuchando la melodía que decía ¿estás bien?, ¿estás bien?, y si tan sólo hubiera tragado algo de substantia o puesto la sandía en remojo, pero estaba seco y sin remedio, ¡¿y en qué mierda estabas pensando?!, y hubiera dado cualquier cosa por recordar una parte del lenguaje y no parecer tan imbécil, tan mudo, y sentía que me quebraban la espalda y que me ardía el orto, y esto ya era un caso perdido y no sé para qué mierda me entrenaba tanto y hacía siempre la gimnasia si ahora estaba muerto y emollitus y no podía contestar la canción, que insistía ¿estás bien?, y yo quería hablarle y quizá responderle no te das cuenta que estoy hecho mierda, que no existo, puta del orto, pero jamás la hubiera tratado así. ¡¿En qué mierda estabas pensando?! Le hubiera dicho no sabía que vivíamos en la misma cuadra, amor, luna, bombón, me gustaría chuparte el culo hasta reventar, y cómo carajo se te ocurre hablarle con ese tono, y la verdad, si hubiera recobrado el uso de la boca, no hubiera sabido cómo actuar, y escuché ¿estás bien?, y no sabés decir otra cosa, lechuza infeliz, y en un milagroso acontecimiento de la naturaleza por fin le pude contestar y le dije sí, estoy muy bien, chica gótica, y haciéndome el canchero, le guiñé un ojo, y entonces la nena puso una sonrisa cruda tan linda, y para qué, para qué mierda me entrenaba tanto y hacía la gimnasia si no podía aguantar un poquito. El pozo negro de la concha de la conciencia me tragó definitivamente como si yo fuera su pija más preciada.
Otra vez deambulé en la zona desconocida, convencido de que al volver la chica gótica, harta seguramente de mi idiotez y mis desmayos, ya habría desaparecido y escapado con iracundia para su casa. Penosamente me agarró el estado nostalgia de futuro y perdido en la negrura no pude contener el effleo y la tristitia y casi me aplaco, pero con ímpetu interior hice fuerza sobrehumana para encontrar perseverancia y lograr de una vez por todas salir de ese pozo mal parido y correr hacia donde fuera necesario y recuperar a la chica, y felizmente lo logré y pude abrir los ojos, pero no hizo falta correr a ningún lado porque sorpresivamente ella seguía ahí, sosteniéndome la nuca y abriendo graciosamente la flor de sus labios pintaditos de negro para decirme incansablemente su sanata: ¿estás bien?. Gracias, le dije, y disculpá mi estado, pero no todos los días voy al cielo y creo que me apuné.

lunes, junio 26, 2006

Cosas que se empujan en desorden - 1

Los personajes escondidos 1 – A causa de Emilio Trápani
Para librarse de la luz mala es prudente rezar y morder la vaina de un cuchillo. Existe la imaginación ensayística, como existe la imaginación narrativa y la imaginación poética. Todas las imaginaciones pueden representarse de cualquier manera y entrar en cualquier momento en cualquier cosa... Cosa de negros, por ejemplo, el relato de Cucurto, es una cosa singular. Me perdono la repetición. Las cosas de negros son otro tipo de cosas, plurales como las ramas de un árbol, o las palabras que se dicen en una conversación, entre, digamos, cualquier persona con otra, y entre tanto cualquierismo o cualquierización, podríamos identificar a dos grandes autores nacionales: Borges y Bioy Casares el día que se conocieron. Bioy lo llevaba en auto a Borges desde la casa de Victoria Ocampo hasta Las Heras y Pueyrredón. Hablaban de un libro de Vicente Rossi, Cosas de negros. Bien, días que se empujan en desorden es una cita de La náusea de Sartre. Esto es lo que hay, también. Esto es lo que hay y es desorden. El ensayo, en cambio, tiene que ser ordenado y su hilo conductor debería ser argumentativo. Pero lo ensayístico no siempre es un ensayo. Lo mismo sucede con lo poético y lo narrativo. Qué linda palabra que es "arborescencia". Las cosas suceden en todas partes, aún en las ajenas. Las narrativas, las poéticas y las ensayísticas vienen cuando uno menos las espera y modifican el mundo. Es mentira que las cosas estén cosificadas. La cosificación es otra cosa. La cosa es una experiencia, el resultado de una percepción en constante devenir, de una imaginación de imaginaciones filtradas entre los imaginarios, esos entes coercitivos. Los capitales humanos que se desprenden de la imaginación son fuegos fatuos, como la luz mala, un incendio de ciertas materias animales y vegetales en putrefacción. Nuestra cabeza se pudre progresivamente. Los gusanos que nos comen cuando estamos muertos ya fueron anticipados por los sueños. A un amigo mío de Villa Celina que se apellida Navarro un día se le ocurrió ver al Hombre Gato en la calle San Pedrito. Creo, de todos modos, que efectivamente el Hombre Gato apareció. Pero supongamos que se trataba de una alucinación de Navarro. Pascal llamaba imaginación a eso que después Freud nombró inconsciente. La imagen de Navarro en Villa Celina se dijo así: "el Hombre Gato saltó una pared y tenía ojos rojos". Las imágenes se dicen. Lo mismo pasa con los poemas. Los surrealistas nos dan como novedad aquella definición que dice que la imaginación es la facultad mediante la cual el hombre puede reunir dos realidades distantes. ¿Las cosas primero se piensan y después se dicen o se trata de algo simultáneo? Los lectores de Borges, como Mairal, Hernaiz y yo, recordamos con cariño el diálogo entre dos personajes, que, a su vez, son dos narradores, llamados Borges y Emilio Trápani, en el cuento Juan Muraña:
—Me prestaron tu libro sobre Carriego. Ahí hablás todo el tiempo de malevos; decime, Borges, vos, ¿qué podés saber de malevos?
Me miró con una suerte de santo horror.
—Me he documentado —le contesté.
No me dejó seguir y me dijo:
—Documentado es la palabra. A mí los documentos no me hacen falta; yo conozco a esa gente.
Al cabo de un silencio agregó, como si me confiara un secreto:
—Soy sobrino de Juan Muraña.
¿Por qué a Borges se le ocurrió llamar Trápani a este segundo narrador? ¿Lo imaginó o era alguien real? ¿Tiene sentido pensar esto?
Si todo narrador supone una especie de alter-ego, otro yo, del autor, los segundos narradores son otro otro yo. ¡Qué lío! Será que cuanto más lejos el yo, mejor la voz para el deseo y más libre se siente uno –Borges- de soñar, de imaginar cualquier cosa. Parece una contradicción que el deseo crezca en la distancia del yo, pero no lo es, porque el yo no está acá sino siempre allá, en la imaginación, punta donde se unen esas dos realidades a las que se referían los surrealistas. Son las paralelas de la geometría proyectiva, que se unen en el infinito (idea que confieso recurrente). Ahí está el yo, pero no todos los yoes, sino solamente el del observador. Y cada uno de los seres autovoyeurs, llámeselos humanos, tiene su infinito construido. Pero volvamos un poco. Antes del diálogo, el primer narrador (Borges-personaje) de Juan Muraña, cuenta:
Yo iba a Morón; Trápani, que estaba junto a la ventanilla, me llamó por mi nombre. Tardé en reconocerlo; habían pasado tantos años desde que compartimos el mismo banco en una escuela de la calle Thames. Roberto Godel lo recordará.
Roberto Godel fue una persona real, amigo de Borges de casi toda la vida. De ellos quedan unas cartas inéditas, y, sobre todo, curiosas por la ortografía. De una (de la colección de Alejandro Vaccaro) se lee este párrafo, que a los 13 años le escribía Borges desde Ginebra a su amigo:
Yo ya no voi más al colegio i me estoi preparando a dar dos años en uno para acabar lijero. Tomo lecciones particulares en un instituto cerca de casa. Me estoi volviendo mui haragán i tengo un odio profundo a ese farsante de Cicerón i a las raíces cúbicas aljebraicas.
Volviendo al personaje-narrador de Juan Muraña, el señor Trápani, pude averiguar que su nombre nos lleva a Sicilia, donde existe una ciudad del mismo nombre. Es interesante, y borgeana, la coincidencia de que justo allí Cicerón –nombrado en la carta por Borges a Godel, que recordará a Trápani- llevó a cabo su más famoso juicio –Cicerón era abogado- al dictador Verres.
Muraña suena parecido a araña y telaraña. ¿Habrá imaginado Borges un cuento que empezó en una carta a los trece años?
No puede saberse, aunque todo imaginarse. ¿Tiene sentido pensarlo? Hay algo que es cierto: Juan Muraña es un cuento importante en la obra de Borges. Porque, entre otras cosas, retoma algo que escribió cuarenta años antes. De esto se han ocupado Emir Rodríguez Monegal y Sylvia Molloy, entre otros. En 1930, en el Prólogo a su biografía de Evaristo Carriego, Borges escribe:
"Yo creí, durante años, haberme criado en un suburbio de Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y de ocasos visibles. Lo cierto es que me crié en un jardín, detrás de una verja con lanzas, y en una biblioteca de ilimitados libros ingleses".
Cuarenta años después, en el año 1970, Borges reescribe en el comienzo de "Juan Muraña" (quinto relato de El informe de Brodie) aquella confesión de su juventud, aunque con algunas diferencias:
"Durante años he repetido que me he criado en Palermo. Se trata, ahora lo sé, de un mero alarde literario; el hecho es que me crié del otro lado de una verja con lanzas, en una casa con jardín y con la biblioteca de mi padre y de mis abuelos".
Para librarse de la luz mala es prudente rezar y morder la vaina de un cuchillo.
JDI

viernes, junio 23, 2006

Puerta

En la puerta del cuarto hay un hombre de pie y yo no sé cuáles son sus intenciones ni qué pretende de mí ahora que duermo, tijera lánguida, ojo cerrado por el cuerpo, no sé y posiblemente nunca me entere cuál es el motivo de su existencia junto al marco, allá cuatro pasos, a la izquierda tres metros, arriba de la montaña de zapatos que nunca guardo, y no dice nada ni se mueve y parece que ningún asunto podría interesarle más que estar allí, observando el ambiente con la misma curiosidad que demuestra el gato en mi terraza cuando ve la calle, un duende maldito y omnipotente, estático que desprecia el movimiento y cavila desgracias y acontecimientos interiores, que se fue a mirar mientras yo he sido descomprometido por el sueño, y mutuamente nos atraemos, yo desnudo entre las sábanas y él vestido entre pesadillas nocturnas, de saco gris-negro, chispa mágica, de pantalones azul-negro, trenza endurecida, que siempre tiene semblante disperso y en la frente una palabra escrita con marcador verde-negro, incluso ahora, un garabato largo que va de una sien a la otra, ¿y qué es lo que querés?, me animaría a preguntarle si recuperara la boca y la lengua, pero estoy seguro que él no contestaría ni me invitaría a seguirlo, y aunque lo hiciera yo no podría hacer nada porque estoy impedido, siempre metido en la región salvaje donde soy una promesa al viento, memoria doblada, un cuchillo que se derrite en el fuego rojo-negro de este colchón recurrente.

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miércoles, junio 21, 2006

Objetos maravillosos 9

En las noches de Buenos Aires las clientas se abalanzan, compulsivas, sobre los anillos afrodisíacos de nuestra empresa, líder de la venta ambulante.

















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Uno de nuestros vendedores ingresa datos de contacto para ser derivados a la sección "Soporte Técnico".

















Objetos maravillosos - 8 --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

viernes, junio 16, 2006

Hay equipo

Anécdotas peronistas 6 - Canción peronista de los años ´50

Archivos viejos, material inédito, rarezas.

6) Canción peronista rara.
Circulaba en la década del ´50.


Oligarca caballero
prototipo de negrero
que explotaste al obrero
sin tenerle compasión

Ha sonado la campana
anunciando el nuevo día
para el pueblo que veía
en Perón su salvación.

Oligarca caballero
que fumás cigarro habano,
que vivís en la abundancia
porque sos explotador,

Que jamás supo tu mano
ni de pico ni de pala,
para vos de entrañas malas
sólo queda la prisión.

Vendepatria que entregaste
el transporte al extranjero,
Que te nutres con dinero
del sudor de los demás,

Democrático exilado
sos allá en Montevideo
pero aquí te llaman reo
por el código penal.

La Argentina tiene un líder,
un patriota esclarecido,
que gobierna para el pueblo
y se llama Juan Perón,

Que por ser hombre derecho
con los hechos ha respondido
al llamado de la Patria
para el bien de la Nación.

¡Viva Evita! Gritan todas
las mujeres argentinas,
Viva Evita eternamente
nuestra jefa espiritual,

Que en la obra más humana,
más cristiana, más divina,
ha luchado junto al líder
por justicia y libertad.

Menos pobres, menos ricos,
sin mezquinos sentimientos:
Es el lema del gobierno
hecho carne en la Nación

De este pueblo de argentinos
de elevados pensamientos
que jugándose el destino
da la vida por Perón.

***

Desgrabación: Juan Incardona
(Gracias! T. por facilitame este material)

***
anécdotas peronistas 5 ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Junio 1956

Asesinados en Lanús, simulando fusilamiento 10 de Junio de 1956
Tte. Coronel José Albino Irigoyen,
Capitán Jorge Miguel Costales,
Dante Hipólito Lugo,
Clemente Braulio Ros,
Norberto Ros,
Osvaldo Alberto Albedro.
Asesinados en los basurales de José León Suárez, disparando por la espalda 10 de junio de 1956
Carlos Lizaso,
Nicolás Carranza,
Francisco Garibotti,
Vicente Rodríguez ,
Mario Brión
Muertos por la represión en La Plata, 10 de junio de 1956
Carlos Irigoyen,
Ramón R. Videla
Rolando Zanetta.

Fusilados en La Plata 11 y 12 de junio de 1956
Teniente Coronel Oscar Lorenzo Cogorno,
Subteniente de Reserva Alberto Abadie
Fusilados en Campo de Mayo, 11 de junio de 1956
Coronel Eduardo Alcibíades Cortines,
Capitán Néstor Dardo Cano,
Coronel Ricardo Salomón Ibazeta,
Capitán Eloy Luis Caro,
Teniente Primero Jorge Leopoldo Noriega
Teniente Primero Maestro de Banda de la Escuela de - Suboficiales Néstor Marcelo Videla
Asesinados en la Escuela de Mecánica del Ejército 11 de junio de 1956
Sub Oficial Principal Ernesto Gareca
Sub Oficial Principal Miguel Ángel Paolini;
Cabo Músico José Miguel Rodríguez;
Sargento Hugo Eladio Quiroga.
Ametrallado en el Automóvil Club Argentino 11 de junio de 1956
Miguel Ángel Maurino
(falleció el 13 de junio de 1956 en el Hospital Fernández)
Fusilados en la Penitenciaria Nacional de la Av.Heras, El 11 de junio de 1956
Sargento ayudante Isauro Costa
Sargento carpintero Luis Pugnetti
Sargento músico Luciano Isaías Rojas
Fusilado en la Penitenciaria Nacional de la Av. Las Heras El 12 de junio de 1956
Gral. De División Juan José Valle
Asesinado, simulando suicidio por ahorcamiento, en la Divisional de Lanús el 28 de junio de 1956, donde estuvo detenido desde el 9 de junio de 1956
Aldo Emil Jofré

Junio 1955

El 16 de junio de 1955 tuvieron su ansiado bautismo de fuego la gloriosa Aviación Naval argentina y la también gloriosa Fuerza Aérea argentina, cuando sus decididos y heroicos pilotos arrojaron 12 toneladas de bombas sobre Plaza de Mayo y ametrallaron salvajemente civiles inocentes. Hubo en total 380 muertos y miles de heridos.
***
Cuarenta minutos pasado el mediodía de aquel jueves encapotado y laborable, 20 aviones de la armada (14 cazabombarderos monomotores biplaza North American y 6 bombarderos bimotores Beechcraft, que llevaban más de dos horas y media en el aire, sobrevolando el Río de la Plata, mientras esperaban un plafond más alto), iniciaron el bombardeo y ametrallamiento por sorpresa de la Plaza de Mayo, con epicentro en la Casa Rosada.
Estaba programado un acto de homenaje a San Martín y desagravio a la bandera en la Catedral, e incluía un desfile aéreo, por lo que el ruido de las naves en formación no alarmó a nadie hasta los estampidos de las dos primeras bombas arrojadas por el entonces teniente de navío Néstor Noriega, jefe de la flotilla.
Esas bombas cayeron sobre la hilera de autos estacionados sobre Hipólito Irigoyen, entre Balcarce y Paseo Colón, y mataron entre tres y cuatro personas; las primeras de alrededor de 350 muertes, casi todas de civiles, en que resultó la jornada: casi enseguida otra atravesó el techo de un trolebús repleto, en el Bajo entre Irigoyen y Rivadavia, y aunque su carga incendiaria no deflagró -solo, en apariencia, el detonante -el desplazamiento de aire de sus cien kilos de peso alcanzó para matar a 58 de 60 personas a bordo, muchos de ellos chicos de escuela.
Los estallidos sirvieron de señal para que dos compañías de Infantes de Marina, unos 300 hombres, se desplegaron, partiendo del Ministerio del arma, en Cangallo y Madero, y del Arsenal Naval de Puerto Nuevo, hasta alcanzar Plaza Colón, a menos de 100 metros de la Casa Rosada, y desde allí la atacaron por dos flancos con fuego de ametralladoras y fusiles. Desde la sede de gobierno sostuvieron y contestaron el embate cuarenta granaderos y unos pocos empleados civiles.
Otros infantes aerotransportados habían copado el Aeropuerto Internacional de Ezeiza para garantizar el reaprovisionamiento, y un grupo de comandos civiles y marinos a cargo del teniente de navío Siro de Martín tomaron Radio Mitre, desde donde comenzó a irradiarse una "proclama revolucionaria". El primer ataque aéreo duró poco menos de una hora.
Cuando arreciaba, a las 13:12, el Secretario General Adjunto de la CGT, Hugo Di Pietro, convocó a los trabajadores de capital y conurbano con un llamado general: "Compañeros, el Golpe de Estado ha comenzado. Todos los trabajadores deben reunirse en los alrededores de la CGT, donde recibirán instrucciones. ¡Demos la vida por Perón! "
Los trabajadores, efectivamente, comenzaron a llegar a la zona poco después, en camiones fletados por los sindicatos y por la Fundación Eva Perón y en ómnibus requisados por ellos mismos, congestionando los accesos al centro. Otros resistentes espontáneos detuvieron ómnibus y troles para cruzarlos en la General Paz y sus principales intersecciones, de modo de prevenir avances terrestres.
Los primeros trabajadores en llegar a la zona recibieron unas pocas armas de puño, con las que se desparramaron por las recovas de Paseo Colón para hostigar a los infantes de marina. Otros manifestantes se dedicaron a atender a los heridos y otros, por fin, asaltaron una armería en Constitución y otra en Tucumán y San Martín.
El plan de los sublevados incluía, como objetivo central y evidente, el asesinato del presidente de la Nación, pero Perón no estaba en la Rosada; se había trasladado al Ministerio de Guerra -Edificio Libertador, actual Comando en Jefe del Ejército -alertado por el ministro, General Franklin Lucero de "ciertos rumores" y montado allí un comando centralizado.
Entre quienes lo rodeaban estaba allí el General Justo Leon Bengoa, titular de la III Brigada de Ejército con asiento en Paraná, de quien se supo después que la asonada lo había encontrado desprevenido, lejos de su comando, con el que pensaba unirse a la sublevación.
Por parecidas razones también estaba allí el Capitán Luciano Benjamín Menéndez, hijo del golpista de 1951. En cambio, el ministro de Marina, contralmirante Aníbal Olivieri, se había hecho internar en el Hospital Naval a la espera de los acontecimientos, acompañado de dos de sus tres edecanes: Eduardo Emilio Massera y Horacio Mayorga.
El tercero era Oscar Montes, inhallable ese día. Los tres alcanzaron el máximo grado de su escalafón y fueron juzgados años después por crímenes contra la humanidad.
Uno de los hermanos de Massera, Carlos, piloteaba un North American. Poco después de la una de la tarde, una veintena de oficiales de la aeronaútica tomó las instalaciones de la Séptima Brigada Aérea de Morón y las fuerzas legales se quedaron sin base para operar.
La Fuerza Aérea había entrado en acción con sus cazas a reacción Gloster Meteor, rivales imbatibles para los lentos aviones navales; habían alcanzado a derribar dos aparatos en el aire y averiado otros dos o tres en tierra, al ametrallar Ezeiza mientras se reabastecían; ahora, media docena de cazas Gloster y Fiat quedaron en manos de los atacantes.
Aquel, y no Malvinas, fue el bautismo de fuego del arma. Los aparatos de la aeronaútica efectuaron varias pasadas ametrallando la Avenida de Mayo, desde Congreso hasta el puerto y a la inversa.
A las 14, la Guarnición Motorizada Buenos Aires llegó en auxilio de las tropas de la Casa de Gobierno y con el auxilio de algunos blindados empujó a los infantes de Marina hasta sitiarlos en el edificio del que habían partido.
Olivieri había tomado por fin su decisión y estaba allí dentro, con sus ayudantes. A pesar de las indicaciones de Perón a la CGT tratando de circunscribir la lucha a los militares, los militantes peronistas caminaban en masa detrás de las tanquetas.
A las 15:10, el ministerio alzó bandera blanca, pero antes de que una comisión integrada entre otros por el General Sosa Molina y el General Valle -asesinado casi exactamente un año más tarde, el 12 de junio de 1956, por los "libertadores"- llegara al edificio, se inició la segunda gran ola de bombardeos, más prolongada y nutrida que la anterior.
Mientras que los sublevados de la aeronaútica seguían su propio plan con incursiones individuales, la Marina sumó tres grandes hidroaviones Catalina.
Todos volvieron a machacar la casa de gobierno, cuyo segundo piso se derrumbó en gran parte, pero agregaron otros objetivos: el Departamento de Policía, en Belgrano y Virrey Cevallos, la CGT, en Independencia y Azopardo, y la residencia presidencial de capital, situada en Austria entre Las Heras y Libertador, en el predio que hoy ocupa la Biblioteca Nacional, en éste último caso con pésima precisión: cayeron bombas desde Pueyrredon y Las Heras hasta Plaza Vicente López y la calle Guido. Los marinos sitiados en el ministerio retiraron la bandera de rendición y ametrallaron la delegación que se acercaba, matando a varios de los civiles espontáneos que la acompañaban.
El bombardeo metódico duró hasta pasadas las 16:30, cuando los ocupantes de Ezeiza alertados por las caídas en manos el ejército de las bases navales de Punta Indio -de donde había partido el grueso de los atacantes- Puerto Belgrano y Mar del Plata, por la inmovilidad de secciones del ejército cuyo apoyo habían esperado y por la cercanía amenazante del regimiento III de La Tablada, huyeron en masa al Uruguay, en algunos aviones de transporte. Los pilotos que aún se hallaban en el aire hicieron lo propio.
Los ocupantes de Morón tomaron la misma decisión algo más tarde; 122 oficiales de ambas armas y un civil -Miguel Angel Zavala Ortiz, líder del radicalismo "unionista" y jefe de los comandos civiles que no habían llegado a entrar en acción -y 36 aparatos diversos, con los flancos pintados con una cruz sobre una "V" llegaron a la otra orilla.
En el comité de recepción estaban Carlos Suarez Mason, exiliado allí desde 1951 y futuro jefe de asesinos seriales del primer cuerpo de Ejército, y el socialista de ultraderecha Américo Ghioldi, futuro embajador de Videla, identificado con una de las supervillanas de la literatura universal, Lady Macbeth, a partir de 1956, cuando citó su línea "se acabó la leche de la clemencia" para justificar el asesinato de civiles y militares.
Entre quienes llegaban estaba Osvaldo Cacciatore, quien a partir de 1976 sería intendente "de facto" de la misma ciudad indefensa que había bombardeado. El presidente Luis Batlle Berres devolvió más tarde los aviones, pero agasajó informalmente a los hombres.
El Ministerio de Marina volvió a rendirse a las 17:10, esta vez en serio. Como única condición Olivieri, que mantenía una actitud ambigua entre la de jerarca de los alzados y la de negociador del gobierno, pidió al ejército que "retirara a los partisanos (sic) que hacen fuego desde la recova".
El edificio moderno y muy vidriado mostraba toda clase de destrozos, pero dentro no había ni una baja mortal. La hubo enseguida; Benjamín Gargiulo, uno de los oficiales jefes del alzamiento, se disparó con su pistola reglamentaria, encerrado en un despacho.
El otro, Samuel Toranzo Calderón, no. A las 17: 40, cuando Perón llevaba unos 10 minutos hablando al país por la cadena oficial de radiodifusión y la Plaza de Mayo se había llenado nuevamente de personas, un Fiat G-6 de la Fuerza Aérea rezagado efectuó un último vuelo, rasante y disparando sobre la multitud, antes de perderse en el Río de la Plata.

jueves, junio 15, 2006

el interpretador - número 27: junio 2006





ensayos/artículos/entrevistas

La escritura feliz, por Horacio González.
Introducción, por Hernán Sassi.

realismos 5
Arlt: por un realismo visionario, por Analía Capdevila.

ensayo
Una moneda valaca
Sobre la resistencia partisana durante la Segunda Guerra Mundial, por Christian Ferrer.

Clarice Lispector

Hablan de Clarice
Explicación de Clarice, por Daniel Link.
Clarice Lispector, la araña, por Camila Flynn.
Subjetividades experimentales. Indefinición y desarraigo en los textos de Clarice Lispector, por Carlos Gradín.

Relatos de Clarice
Monos (Clarice Lispector, A Legião Estrangeira, 1964) – Traducción: Mariana Zir.
Amor (Clarice Lispector, Lacos de Familia, 1960) – Traducción: Haydée M. Jofre Barroso.

ensayo
Narraciones de la intemperie
Sobre El año del desierto, de Pedro Mairal y otras obras argentinas recientes, por Elsa Drucaroff

libros
Sobre Venezia, de Gabriela Liffschitz, por Ariel Schettini y Paola Cortés Rocca.

Una mecánica de la destrucción
Lecturas del libro de Camila do Valle, Mecánica de la distracción (Editorial Siesta, 2006). Traducción de Cecilia Pavón, por Inés de Mendonça.

A pesar de él, de nosotros
Sobre Los pichiciegos (Interzona, 2006) de Rodolfo Fogwill, por Guadalupe Marando.

Sobre Noche y Día (Losada, 2005) de Arturo Carrera, por Nancy Fernández.

Levrero o no Levrero. ¿Es esa la cuestión?
Sobre El discurso vacío (Interzona, 2006) de Mario Levrero, por Luciana Romar.

columnas
Las chicas de letras se masturban así XVII, por Elsa Kalish.

séxodo
Lub me baby, por Tatiana Goransky.

cine
Perlas en el Fango -cine por cable en Argentina- (junio 2006), por Hernán Sassi.
Mis 100 mejores películas, por Hernán Sassi.

teatro
Espanto eslavo Sobre Cáucaso, de Lautaro Vilo, por María Bayer.

narrativa

Washington Cucurto - El curandero del amor
Juan Leotta - Dos pasos más
Maximiliano Sánchez - Aquiles y Patroclo
Laura Farhi - Sensitiva
Clara Anich - La noche culpable

travestismo trash 10
Naty Menstrual: La empastillada

poesía

Inés de Mendonça - Fin de fiesta
Sebastián Hernaiz - Tres poemas
Pedro Nicolás Ferdkin - Mucha poesía en la parrilla de un Scania

artes visuales

Marina Marchesotti - Obras
Franca Pacetti - Obras

aguafuertes

Corriéndose al fondo - Usted se pone dramática, por Usted.

Villa Celina (10)
"Los rabiosos", por Juan Diego Incardona.

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martes, junio 13, 2006

Anécdotas peronistas 5 - Habla Sofía Bozán














Material inédito, rarezas.

5) Habla Sofía Bozán.


Periodista: Sorprendemos a Sofía Bozán, la popularísima y singular vedette, en los quehaceres de su casa. Como en la escena porteña, donde su gracia animosa se destaca siempre, hela aquí posesionada de su auténtico papel, el que le depara la suprema dicha del hogar. Qué feliz y resuelta se la ve, Sofía!

Sofía Bozán: Y cómo le va, viejo! ¿O se supone que sólo puedo lucirme en el teatro?

P: No, al contrario, Sofía. Es precisamente por eso que estamos de visita. Queríamos que nos dijese qué piensa del plan económico del general Perón en lo que le concierne a usted como ama de casa.

SB: Ah!, yo creo como el general Perón que mejor que decir es hacer. ¿No quieren que les muestre? Miren, miren, manyen como laburo yo, manyelo.

P: Pero...qué asombroso!, pero... ¿todo esto es obra suya?

SB: Seee, aviyee, eh! Nunca me gustó darme corte con lo ajeno. A mí, lo mío, y nada más que lo mío, y aunque no lo crean, esta mantelería la estoy bordando yo, y estos trapitos, velo, que pienso estrenar, los modelé, los corté y los voy a terminar yo!

P: Sí, sí, le creemos...

SB: Ahh, jamás... (...) porque sino me cabreo. Porque como también dice el general Perón, ante la evidencia hay que entrar en razón.

P: Ah, entonces, el plan económico la indujo a emprender estas tareas.

SB: Sí, señor, me convenció de que debíamos hacerlas, porque hablando e plata, hay muchas, me entienden, que las van de grandes señoras y no mueven una aguja en la casa ni para morirse, y lo que tienen que hacer es (percatarse?) de la necesidad de trabajar. Yo siempre trabajé. Después de todo, no hay nada más importante que ser útil y valerse de sí misma.

P: ¿De modo Sofía que usted ha tomado las indicaciones del plan al pie de la letra?

SB: Seguro que sí. Y confío en que toda mujer tiene que hacerlo. Y les prevengo que todos harán así. Con la experiencia he podido comprobar las ventajas que (comporta?) hacerse uno lo que precisa y no esperar a que te lo hagan y que todo nos vengan de arriba. Pero si nada nos falta, che!, con un poco de trabajo y menos dolce far niente cómo no vamos a afianzar el bienestar y la abundancia. Pero para guardar algo, para asegurarnos, no para tirarla en un derroche imperdonable. ¿No le parece, muchacho?

P: Pero, y cómo no, Sofía, todo eso es verdad. Nosotros pensamos como usted y también hemos dado mano a la obra, eh.

SB: Sí, ya lo veo, see, y no se me enojee, eh.

P: Nooo.

SB: No, téngame por una, ¿cómo le diría?, por una, sí, una consecuente...

P: Consecuente...

SB: Por eso, esa palabra me salió, ahí está. Una consecuente del plan económico y propaguen a todas partes que la negra Sofía fuera de la esquina es una ama de casa más, que sabe responder con Fe, patriotismo y laburo a la confianza de su Presidente.

P: ¡Muy bien!

SB: Ah, si yo (...), asumilo, mijito, asumilo.

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Desgrabación: Juan Incardona
(Gracias! T. por facilitame este material)

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anécdotas peronistas 4 ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

viernes, junio 09, 2006

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martes, junio 06, 2006

Anécdotas peronistas 4

Material inédito, rarezas.

4) Vieja publicidad peronista.

Peronistas, peronistas,
adelante y a ganar esta elección
votando por los hombres de prestigio y de acción,
defensores de la causa de Perón, ¡Perón!
Peronistas, peronistas,
adelante y a ganar esta elección
para bien de la Nación,
los hombres de Perón.

Para mayores conquistas,
para bien de la Nación,
apoyemos a Perón
votando a los peronistas.

Votar por los peronistas en la próxima elección,
para mayores conquistas apoyemos a Perón.

¡Basta ya de proyectistas!
Hombres realizadores necesitamos, señores,
¡y esos son
los peronistas!

anécdotas peronistas 3 --------------------------------------------------------------------------------------------------------

lunes, junio 05, 2006

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Vivíamos prácticamente en estado de alucinación. Cada minuto renovaba el miedo y lo hacía crecer, como ahora crece Villa Celina mientras oigo y veo estas cosas de antes. Crece como un monstruo y devora la casa de mis padres. Crece a la noche y recorta el cielo y camina. Crece y después se achica. Es un monstruo plástico. Se mete en los agujeros de los cordones y se arrastra por los túneles, entre los cuerpos de las ratas y las moscas muertas de veranos anteriores. Escribo y ella crece y yo no existo. Crece y me sepulta en la negrura de tanta espera y tanto enredo, que ya no sé si es de antes, de ahora o de cuándo.
—¡Venganza!
Pero ahí vienen. Vienen y hablo en el patio con macetas, en el patio con baldosas rojas y amarillas, en el patio con los juguetes y las piernas de mis abuelos. Ahí vienen y el monstruo plástico vuelve a su noche. Crece. Vienen. Se achica. Las alucinaciones se levantan del subsuelo y mi lengua repta en la boca entre los dientes y sisea, Celina suburbio, en la zanja podrida y aceitosa y suena, musiquita de este cuarto, una melodía de compases feroces como disparos.
(Villa Celina, "Los Rabiosos" -fragmento-)
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viernes, junio 02, 2006

Seco

Dame un vaso con agua que tengo seco el estómago, la piel, la vista, un vaso de agua con hielo, otra vez, por la sensación, la dilatada, arenosa que derrama, dame agua, un río, la nieve y los estados de las nubes que me explota, ¡agua!, que me falta y no sé, ya no abrazo, no existe la perspectiva ni el pasillo aunque hace años pensara que sí, que yo era de pie y de nosotros, pero el mundo se ha malogrado en la vocecita, sanguinolenta, que me desmiente y contesta: che, vos, puesto de puntillas al otro lado de la barra, colmillo en el mosaico, doble blanco, te fuiste, aprendelo, con ella, nombre ahogado, tu suerte corre por la siesta, dedicala a morir durante cincuenta años, pez callado, día a día a barrio a casa a calle a viaje a foto amoratada.

jueves, junio 01, 2006

autoimagen )))9((( - 1997















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Girl from the North Country

Bien, si estás viajando a la feria del país del norte,
donde los vientos golpean fuerte en la frontera,
dale recuerdos de mi parte a una chica que vive allí,
en otro tiempo ella fue mi novia.

Mira por mí si sus cabellos cuelgan largos,
si dan vueltas y vuelan sobre su pecho,
mira por mí, si su cabello está cayendo largo,
de este modo es como mejor la recuerdo.

Si vas cuando las tormentas de nieve,
cuando el río se hiela y el verano acaba,
por favor mira si lleva un abrigo caliente
que la proteja de los vientos aulladores.

Así que si estás viajando a la feria del país del norte,
donde los vientos golpean fuerte en la frontera,
dale recuerdos de mi parte a una chica que vive allí,
en otro tiempo ella fue mi novia.


Intérpretes: Bob Dylan y Johnny Cash.
Traducción para Días que se empujan..., por RexMiles.


Me estoy preguntando si me recuerda siquiera un poco, muchas veces lo he pedido, en la oscuridad de mi noche, en la claridad de mi día.