jueves, agosto 17, 2006

Las hormigas

La primera vez que escuché una voz estaba sentado en el campito de Villa Celina. Las hormigas negras pasaban a mi costado.

De pronto escuché que alguien decía “tenés que matarlas vos”. Me asusté mucho porque sabía que la voz estaba en mi cabeza.

Dejé el pasto y el aire fresco y corrí, crucé la calle San Pedrito y entré en el barrio, hasta llegar a la casa de mis padres. Me puse a pensar qué había pasado, de dónde venía esa voz y qué me quiso decir. ¿Por qué el diablo me hablaba a mí?

Durante dos noches no pude dormir. Los manos y los párpados me temblaban y tenía manchas rojas en la panza.

El domingo a la tarde volví al campito y me senté en el mismo pasto. Quería saber si la voz iba a volver.

5 comentarios:

Lunita dijo...

¿Y de paso se aplastó un par de hormigas...?

Juan Dé dijo...

la voz insiste, pero yo no quiero matarlas.

un beso

Anónimo dijo...

Dicen que, así como las mujeres tienen una mayor tendencia a la depresión, se observa en los varones una similar propensión a la esquizofrenia. Eso, o a hablar con los muchos que viven en uno.
Ojo con las hormigas: pican.

Juan Dé dijo...

Gracias por el comentario, Matías.

Dicen que las hormigas coloradas pican más que las negras.

saludos!

Anónimo dijo...

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