lunes, noviembre 21, 2005

Rexistencia 16 - El loco de los círculos

Hay un perro de la plaza que está loco.

No sé qué le pasó de chiquito -algo me contaron, pero no entendí. La cosa es que no para de correr en círculos a toda velocidad. Cuando estaba llegando con Ayax el acuático, lo vi: corría desenfrenado alrededor del mástil. Después de un rato, empezó a dar sus vueltas en torno a los árboles. Por momentos, giraba sobre la nada, alrededor de ejes imaginarios. En fin, el chabón está re limado. No sé qué onda. No se relaciona con los demás perros, no corre a buscar palitos, no juega al perseguidor y el perseguido (juego favorito de Ayax); nada que no sean sus círculos le interesa. Verlo es enfermizo, aunque adictivo. Te re colgás mirando la eterna repetición de su circunferencia. Quizás es un perro psicótico, ¿no?, que sufre alucinaciones, que imagina que algo lo persigue, por ejemplo insectos, una mosca, qué se yo. ¿O será que se quiere agarrar la cola? Lo digo pero no me parece; su calesita debe tener otras razones. La verdad que no sé. Al final del paseo, cuando retomaba Gavilán, lo miré por última vez: corría y corría alrededor de un banco, esta vez profiriendo un sonido agudo insoportable, que no llegaba a ser ladrido.
Cuando llegué a mi casa, me encontré con otro loquito: Murci. Yo te lo digo, querido diario, la naturaleza está sacada, en cualquier momento se pudre todo.
Qué risa. La naturaleza me hace acordar a un tipo que me crucé hace mucho, mientras vendía objetos maravillosos en Plaza Francia. Él estaba parado en un caminito, con cara muy seria. Me llamó la atención y me acerqué. Se había pegado algunas hojas de los árboles con cinta scotch sobre la ropa y la cabeza. De su cuello colgaba un cartel de cartón escrito a mano con fibrón. Decía:
CUIDEMOS LA NATURALEZA
COLABORE
Ja. ¿Colabore con quién? Era increíble ese atorrante. La gente le daba monedas por lo gracioso. Un maestro. Tiempo después, fuimos con Ana al microcentro disfrazados de árboles. Nunca me reí tanto en mi vida. Decíamos: "cambio, cambio". Nos sacaban fotos y me parece que salimos en un diario. Qué al pedo que estábamos.
Bueno, otro hermoso día. Lástima que la fucking primavera me da alergia, sobre todo en los ojos.
Estoy saliendo para Villa Celina. Hace mucho que no voy y extraño a mi familia. Vamos a ver si queda algún potrero por ahí (los campitos ya no están porque construyeron monoblocks) donde pueda llevar a Mínimo a jugar.
Ah, me olvidaba, querido diario, el pajarito de Caracas hoy no vino a la mañana y eso me preocupó, pero ahora apareció y está dale que te dale con su táta táta táta táta táta táta............... tá.
Rexistencia 15 ----------------------------------------------------------------------------

12 comentarios:

marina dijo...

Qué gracioso lo del perrito, pero no, después me puse triste: yo tuve un perro así, un perro trompo. Era un collie azul (como Lassie pero negro) y giraba todo el tiempo alrededor de un poste inexistente. Nos dijeron que era su naturaleza pastora, que estaba "arriando ovejas". Pero no. Estaba loco.

marina dijo...

digo "arreando"

la enmascarada dijo...

Te digo que mi analista decía que los animales domésticos desarrollan neurosis, como las personas. Que en la vida natural no, pero al entrar en contacto con el lenguaje (desde el concepto de bien/mal, si/no, cagá acá/acá no)
ya desarrollan represiones y neurosis. Yo tengo una gata obsesiva, que pega bien conmigo porque soy histérica. Somos la extraña pareja perfecta.

Anónimo dijo...

Hablando del tema, mi novio me contó de un perrito que nació enfermito y no podía dejar de caminar hasta que se topaba con una pared ( o algo que lo detuviese) y "seguía" s e g u i a caminando con la cabecita gacha. :(

Virginia Janza dijo...

Dios qué tristeza todo esto!!! perros trompo! gatas histéricas! caminantes sin camino!! yo tengo también mi piedra en el zapato: una gatita que la agarramos con cierta desnutrición infantil y pese a nuestros amorosos cuidados nunca se recuperó del todo. Ahora es bastante deforme: tiene las patas de atrás más largas que las de adelante, el cuerpo enorme (superdesarrollado por una terrible compulsión hacia la comida) y la cabeza muy chiquita. Actúa casi como un perro, es bastante torpe, muy sociable y no sabe saltar ni a la mesada.
En fin, igual la queremos, porque es simpática.
A propósito, qué gracioso lo de los árboles!! "Cambio-cambio" te imagino!
Cariños,
V.

Anónimo dijo...

Gracias Marina, Enmascarada, Idoru y Vir. Es verdad que dá tristeza.
Cuando lo veía al loco de los círculos en plena acción era evidente que no era feliz, que su "circulación" era un padecimiento.

Es increíble que haya tantos casos. El que cuenta Idoru es terrible. Enmascarada tiene razón, los animales domésticos desarrollan neurosis con el lenguaje, seguro. Con ayax lo noto. Igual los casos que acá se citan son extremos, no me jodan.

Marina:no podía ser eso de la naturaleza pastora, porque si daba vueltas como el loquito de la plaza, no creo que pueda arrear demasiadas ovejas así.
Evidentemente, era otro "caso".

Vir, la de los arbolitos estuvo buenísima. Cuando nos veamos, te cuento más.

Virginia Janza dijo...

Jiji, dale! se me acaba de ocurrir un chiste tonto, pero no lo voy a decir por acá, aunque está bueno, jaja

Anónimo dijo...

Eh, no me vas dejar con la curiosidad!
Decímelo por mail.

paula p dijo...

una prof mia tenia eso del perro para-pared q dice Idoru. Le diagnosticaron un sìmil dela humana Demencia senil. Gagà, bah..

Virginia Janza dijo...

jajaja después te cuento
perro-para-pared! buenísimo!
Che, en mi blog se armó cat fight! estoy pensando en crear uno que sea sólo de rencillas femeninas! se podría llamar "Luchemos en el barro con tanga de leopardo!"!!

Virginia Janza dijo...

Rex!! Llevá a Ayax!! No renuncies de tu hijo!

Anónimo dijo...

No Vir!
Si lo llevo, este destruye toda la facultad (o lo que queda de ella), es bravísimo. Pero prometo que un día lo llevo ahí, al bar de enfrente. Ese día te aviso, así lo conocés.
Un beso