Destellás el límite sentado en la orilla cerca de los rieles y observás los metales en movimiento, antorchás ideas sobre las voces posteriores, sobre el lamento ajeno, de una en particular, el de ella que ahora resplandecés con tu imaginación en la mancha pequeña, vagido suponés que se abrazaría a tu despojo y de este modo conjurarías la angustia, hasta la muerte, y nuevamente entrarían en la casa al final del largo pasillo en la calle Lainez, y sonrisa entre los dos arreglarían los muebles, barrerían el living, a la noche subirían como siempre la escalerita caracol hasta la terraza, donde comieron pan dulce, donde vieron estrellas, donde descubrieron al colibrí entre los árboles, pero campito distante el preámbulo cede y el pasto se marchita detrás de la cortina, se deshace el paisaje que te pegaste y nuevamente surge ante vos la ciudad profunda, indiferente, y ahora escuchás el ruido, nítidás el chapoteo de los rulemanes, te apabulla el tren que puede aplastarte, que puede arrastrarte las tripas durante cientos de metros, y te espantás y das un paso atrás, y otro, y uno más, y qué vas a hacer ahora, decime qué, caído, pálido, decímelo, agrietado, gritás, llorás, la gente te ve, te caés y querés rezar, te arrastrás como un loco sobre la basura, y esto no lo sabe nadie, Juan encadenado, afónico en el patetismo, inventado para el piso, no habrá salida para vos, no habrá gentilezas que te alcancen, sólo años interminables, aferrado al dolor en el estómago, al herpes en el ojo, a la alergia y el edema de glotis, a la erupción, al prurito, a la fobia, al miedo y a la marchitez galopante, que el cuarto negro y chiquito te espera en Boedo, limpiador de inodoros, y allí comerás negrura y comerás silencio y nada te alcanzará, muerto de hambre, y ella no contestará tus llamados y así volverás a la idea junto al balcón y el vacío, pero nuevamente darás un paso atrás, y otro, y uno más, y aunque te martillen la sien te atarás a la pata de la cama como un cobarde.
Hasama, Ilustración + Juan Incardona, La música rota (fragmento).
Un rumor adormece toda marea en mí y a la vez yo te grito sin poderte gritar mientras tanto alguien nos prejuzga sin ninguna razón piedra sobre piedra, nada importa ya. Oh mi amor! yo te choco débilmente bajo un sol de mañana desesperada y me veo partir soy un barco que se hace a la mar y en todo retorno un cambio nacerá. Y en tu nombre yo brindo en la nada vestido de gris en tu nombre me quito las llamas de un cuerpo que fui en tu nombre habrá que seguir y seguir y seguir y seguir pidiendo por siempre un asilo en tu corazón. Sólo amar sólo amar hasta perder la noción y así doblar por esta esquina que confluye hacia el sur que es como un espejo un espejo que marcó las lágrimas de hoy y en todo retorno un cambio nacerá. Y en tu nombre yo brindo en la nada vestido de gris en tu nombre me quito las llamas de un cuerpo que fui en tu nombre habrá que seguir y seguir y seguir y seguir pidiendo por siempre un asilo en tu corazón.
(L.A.S)
La foto del patio --------------------------------------------------------------------------
4 comentarios:
Precioso. El relato, se entiende.
Gracias basilisa.
juan:esto es buenisimo ´pero campito distante el preámbulo cede y el pasto se marchita detrás de la cortina´. es como una escena de lamentar la casa q no fue, 1 reencuentro navideño y la melancolía que sigue es la de volverse sola y triste en una noche que tenia q ser para festejar
(la cancion de luis yo la asimilaba mas bien a un estado esperanzado o masturbatorio del desamor, pero ahora q leo con tu texto .cambia)sdo+
gracias Paula!
me encanta (y me resulta útil) saber en qué pasajes de los textos, ya sean míos, ya de otros, reparan quienes leen.
mañana seguro nos vemos
Juan
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