19-12-2001. Vivía en Boedo. Hacía poco tiempo me había separado. Estaba en una mala época. La noche caía después de un día inédito. Durante la tarde, estuve en Villa Celina. La avenida Olavarría fue un campo de batalla. Ahora estaba hablando con una chica por teléfono. Linda noche. La ventana del balconcito estaba abierta. De la Rúa se dirige al pueblo argentino. Anuncia el estado de sitio. "¡Eh, hijo de puta!", me indigné y perdí el recato ante la chica nueva que estaba chamuyando. Pero seguíamos al teléfono. Ella también estaba con la TV. Comentábamos, putéabamos. Empecé a escuchar un clamor raro. Después, los sonidos se volvieron identificables: Cacerolas. Ya no podía prestarle atención a la chica. El cacerolazo aumentaba a toda velocidad. Los vecinos gritaban. Chau, loca, hablemos en otro momento. Chau. Salí al balcón. Mi vecina estaba golpeando la reja con un palo. Fui a la cocina y agarré el pinche de chorizos que mi papá me regaló para ir a un campamento ("para defenderme de las víboras"). Le empecé a dar a la reja. Hablaba con la vecina. "Hijos de puta", "La concha de su madre", "che, pero qué bueno lo que está pasando". El balconcito no me alcanzaba. El clamor se generalizó y Boedo era un concierto de percusión doméstica. Salí del departamento. El ascensor no venía más. Bajé los 6 pisos por la escalera. "El estado de sitio se lo van a meter en el orto". Salí a la calle. Todos hacían lo mismo. Caminé por 24 de Noeviembre hasta San Juan. En la esquina ya habían prendido gomas. Llegaba cada vez más gente. Era increíble. En todas las esquinas pasaba lo mismo. Pasaron algunos patrulleros, pero no se detuvieron. Los policías miraban por la ventanilla, sin intervenir. "Oooohhh, queee se vaaayan tooodos, que no queeedee ni uno soolooo, oohhhh....". Aparece un tipo y pide silencio. Unas cincuenta personas nos acercamos. Nos dice: "En todas partes están marchando hacia la plaza de mayo!!". "Vaaamos!", gritan todos. Vaaamoos tooodos a la plaaazaa de maaayooo!. Empezamos a caminar. El estado de sitio se convertía en un sitio de (al) estado.
20-12-2001 Me levanté temprano para ver qué pasaba. Porque algo tenía que pasar después de esa noche, no?. Por la tele veo cómo le pegan a las madres y a otros pocos manifestantes. Preparo el almuerzo. Me acuerdo que decidí comer liviano, "que hoy va a ser un día movidito". Fideos blancos con un poco de salsa golf y ketchup. Es increíble cómo uno recuerda detalles pequeños cuando las jornadas son trascendentes, cosas que no se registran de otros días. Mi vieja me llamó por teléfono. "Por favor, Juan Diego, si vas a algún lado, cuidate". "Cómo está Celina hoy?". "Por ahora tranquilo, están todos mirando la tele". Me despedí de mi vieja. Bajé y caminé hasta Independencia. Las calles estaban todas marcadas por las barricadas de la noche. Ya en Once, Rivadavia estaba cortada. Caminé hasta Congreso y allí me quedé unas cuantas horas, corriendo y respirando gas. No me puedo olvidar de un pibe, con el que estuvimos charlando un rato. Era un personaje. Me regaló una cruz de madera para que me proteja. También me dio un limón (tenía una bolsa llena el loco) para contrarrestar el gas. Piedrazos y piedrazos, que se vayan todos. Finalmente, De la Rúa renunció. Parecía un mundial. "Ganamos!!!" Me volví a casa. Miré varias veces las imágenes del día, de los muertos, de los heridos. A la semana siguiente, retomé la venta ambulante y todas mis actividades habituales. A la chica con la que hablaba el 19 a la noche, la vi algunas veces. Tuvimos un romance breve. Participé de algunas reuniones asamblearias. Fui al parque centenario. La "revolución" perdía fuerza. Que se vayan todos se quedaron todos. En fin, en febrero me enganché con unos pibes y me fui de campamento. Fue un desastre anímico, pero eso es otra historia. Extrañaba a mi ex. En realidad, no sé si es otra historia, puede ser parte de lo mismo. Antes de esto, la semana después de los incidentes, tuve que ir al oculista. Tenía una irritación horrible en los ojos. Desde chico soy alérgico. Mis ojos lloran por cualquier cosa. Y con tristeza y gas lacrimógeno mezclado ni te cuento.
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