(...)
"Recuerdo una promesa de O. Masotta en una de las cartas que me escribió desde Londres donde me decía que pasearíamos por el Támesis y me contrataría una masajista japonesa para el viaje. Era una carta, era literatura, era amistad, era un río: el Támesis, que aunque cambiara de nombre nos obligaba a forzar el tono hasta la confidencia. La confidencia para ser contada, como sucede con esos tres hombres en el Riachuelo en la novela El peletero.
Y hasta tal punto es así, que el capítulo del río que hay en la novela y que exigía una descripción realista de la que soy incapaz, proviene de la pluma de un hombre de río. El capítulo, se lo cedí y me lo cedió, mi amigo Marcelo Gargiulo. Una vez que me lo entregó lo hice “pasar” por mi escritura y de esa manera el río circuló por la novela."
Luis Gusmán para el interpretador.
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Sigue, muy pronto, en el número 33, "el río".
martes, mayo 06, 2008
Del tiempo y del río -anticipo
"El 16 de septiembre de 1955, o el día anterior, navegaba en una lancha pasajera del río Paraná, por el Tigre, junto con unos tíos a los que quería mucho pero que eran extremadamente antiperonistas. Lo cierto es que a la lancha se le había roto el motor y navegaba al garete. Tardamos horas en volver al puerto. Yo sentía cierta amenaza de andar a la deriva pero también la amenaza de la voz de los informativos que informaban acerca del derrocamiento de Perón. Si para otros nacía un mundo, para mí, en cambio, se derrumbaba otro. Lo cual era extraño porque mis padres también eran antiperonistas, mientras que mis abuelos y otro tío con los que prácticamente vivía, eran peronistas. Los cierto es que el Riachuelo dividía la familia y la ciudad en dos."
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