domingo, julio 06, 2008

ampere recargado prosa

comienzo

Sangra la materia gris del estudiante. La noche está picada de luces y el cuerpo explota esquirlas de agua, de sangre, forma en el piso una gelatina cargada de bacterias. Saco la caja de amoxidal quinientos, me tomo cuatro y vuelvo al ruedo, le piso la cabeza lo más fuerte que puedo, le salto encima y los pensamientos crujen, como hojas secas partidas. Levanto la vista. Las luces del alumbrado me guiñan brillos cómplices, me cantan voltios en un coro enfilado de acólitos, en un cielo de ideas platónicas.

Pronto, llega gente de todas partes, me rodean. Nada me preocupa. Suelto al aprendiz y me abro paso. Ninguno me sostiene la mirada porque les agarra el remollesco, el efecto dominó de la parálisis. Cada vez más lejos de las estatuas de la ley, yo me hundo a la noche por barrios laterales, siguiendo luces rojas de automóviles.

Durante el viaje, trago la sustancia y descarto el envase, guardo destornilladores y pedazos de vidrio, respiro profundo y cargo la batería del nanofiltrador, soy menos hombre y menos artista, salgo del ciudadano y me libero, soy un bichito cinético en el fondo de la urbe, un picador, un obrero de la destrucción, que descascara el revoque de las paredes o la piel del cuerpo, como el viento cuando erosiona la montaña.

4 comentarios:

Diego C. dijo...

guau, jdé: ¡está de tajos!
el lado sin luz que da la luz (¿de Villa Celina?)

saludos,

Anónimo dijo...

Hola diego, cómo estás?

no, esto no es de villa celina, es de ampere.

abrazo

Diego C. dijo...

hola juán:
bien, muy bien

no, no, me preguntaba ¿será el lado oscuro de cierta luz?
si VC hiciera sombra, haría ampere

Anónimo dijo...

ja, ta bueno lo que decís.
ni hablar, es el lado oscuro de mi luna.

gran abrazo