martes, diciembre 11, 2007

amperítico catorce



















14

Suena a los gritos el teléfono en el living
espantando a las palomas que dormían
debajo de los techos a dos aguas de mi cama.
Abiertos los ojos, caminan las piernas
desiertos de cerámica que nadie
ha pulido de sus médanos de mugre.
Salgo lentamente de mi cuarto
hacia lugares remotos de la Tierra
separados por el patio de la infancia.
Cuando atiendo y digo hable,
una voz familiar me contesta:
—¿Qué hacés Jael? ¿Qué contás amigo?
¿Estás ahí? ¿Decime algo? ¿Cómo estás?
Contestame, ¿qué te pasa? ¿Me escuchás?
¿Me vas a contestar o no? ¿Me escuchás?
Soy Roque, decime algo por favor.
—Hola.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo?
Te llamé un montón de veces y nunca
me atendés. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
—Sí.
—Escuchame, los artistas preparan una
exposición temporal con intervalos
para el decachinno de bebidas en la barra.
Van a estar todos, tenemos que ir;
es en el galpón que hicieron galería.
Colgaron un cuadro nuevo en la pared.
Algunos dicen que es impresionista,
otros que es expresionista, que tiene
una cara y un paisaje y ya no sé
qué mierda más, pero tenés que venir
a mover el avispero para ver
si quedan avispas todavía.
¿Qué decís?
—No sé.
—¡Dale, por favor! Imaginate
ese cuadro nuevo en la pared.
¿Qué decís?
—¿Cuándo?
—Hoy a la noche. ¿Venís?
—Bueno.
—¡Genial! Te paso a buscar
a las nueve en punto; nos vemos.
Cuelgo y enseguida descuelgo,
salgo al patio y me tiro un rato
cerca de la maceta de malvones.
Me siento mal, con panza,
con cabeza, con estado racional.
Pero por suerte se me hace una laguna
donde veo a la chica gótica tomándome
la nuca y cantándome "¿estás bien?"
No termina bien esa película romántica
porque al final me actúa el malestar
en blanco y negro y tengo ganas
de quemarme vivo en la pantalla,
de volar hecho cenizas en la estática.
Pero en el principio del incendio,
en la punta de la chispa, una cosquilla
me salva desde abajo por el codo.
Al mirar descubro las patas frutigram
de mi perro Ayax, el Ayante Telamonio.
Le digo qué pasa lechuza y el chabón
pide comida levantando una fruti.
Entonces me levanto y voy a la cocina
perseguido por mi acompañante juguetón
que me desata los cordones a mordidas,
y juntos entonamos selvas hasta el fin
salen esta vez a penetrar en los jardines.


********************
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6 comentarios:

Juan Dé dijo...

ilustración: h.m.laisk

morgana dijo...

A jael, además, le gusta el flaco?
Una belleza, cada vez mejor.
Beso.

Anónimo dijo...

siií, todo el tiempo lo canta. besos

Mari Pops dijo...

buenisismo hasta el ambiente olia!
Me encanto el sopor, el cansancio, la molestia del llamado
Mary

Anónimo dijo...

gracias mary!

Mari Pops dijo...

de nada y gracias a vos ya te deje algo en mi bolso, pero igual gracias por tus elogios!!!