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Una vez servida la comida del Ayante, vuelvo al patio y apenas me siento en el piso, se levanta la baldosa rajada en forma de jota desde que la recuerdo. Entonces me arrastra la melancolía inversa y la verdad que me dejo llevar, un poco por curiosidad, un poco por aburrimiento, pero de pronto se escucha el click de un gatillo que frena la rotación y la traslación del planeta. Ya no sopla más el viento sobre los barrios centrales. El paisaje ha quedado anonadado sin el movimiento de las hojas de los árboles, sin el volar psicótico de los insectos urbanos. Capturado por el flash de la Gorgona, permanezco siempre en la misma posición, como gateando las baldosas rojas y amarillas, en dirección a la canilla que gotea la panza de una gota, que nunca cae de su pico. Entonces pienso que meto los dedos en los ojos del enchufe. El nervio radial se conecta en el canal de torsión del húmero y la arteria humeral abre nuevas vertientes, formando un delta. Se bañan los pantanos y todos los tendones. El tríceps tiembla polimorfo. La cosa no para y ahora la foto es pura energía cinética, una película en FF. El troquín y el troquíter y la misma cabeza humeral se prenden a la turbina y cada vez falta menos. La cefálica y la basílica se recargan completas. Los cables amarillos pasan al naranja. Las venas satélites abren la válvula y el nervio mediano pasa al violeta. El músculo cutáneo, el branquial, los bíceps se inflaman y derivan las funciones. Las variables enloquecen. Explotan los vectores. Mi brazo penetra la foto. La mano se abre y se cierra. Se hunde en el fondo del patio. Agarra el camioncito de plástico que me regaló mi papá cuando era chico y me lo trae de vuelta.
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En este canal, mi madre me llama porque está lista la comida, pero la guerra de soldaditos no da respiro; el interfectio es más intenso en la llanura, porque los tanques disparan sobre las posiciones cerca de los zócalos. Mientras los americanos planean invadir la costa noreste, las bases antiaéreas que los aliados instalaron cerca de las macetas del sur son atacadas por decenas de Stukas, que sueltan eficientemente sus bombas de masilla, haciendo estragos también sobre las vías del trencito eléctrico y las pistas del escaletri en forma de ocho, lo que provoca la scissura que buscaban para dejar aislada a la ciudad, edificada de rastris de colores. Una bomba cae en el puente instalado sobre la rejilla del desagüe. La Luftwaffe destruye el radar inglés montado sobre la canilla de la piletita, pero la RAF oculta otro radar sobre la banqueta y en consecuencia la batalla da un giro, pero mi madre insiste la vociferatio de la comida y ambos bandos deben acordar una tregua de una hora y la Segunda Guerra Mundial se detiene.
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7 comentarios:
Groso blog.
directo a mis predilectos.
saludos.
buena onda, nacho. gracias
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ilustración: aife
che me gusta mucho el lenguaje de ampere, es muy particular.
tendría que leerlo todo seguido en papel, en el monitor me pierdo de algunos detalles.
saludos, juandé.
Y mientras tu segunda guerra mundial se detiene, me huele que en otro patio con baldosas con estrías, alguna nena con dos colas de caballo sufre porque no le come el bebé que los reyes le dejaron junto a las flechas blancas, cuando las flechas blancas eran zapas de nenas sin guita, nenas sin kosiuko a la vista.
Y mientras tu segunda guerra mundial se detiene, decía yo, la nena pide gancho por esa repentina anorexia de su bebé y se va a tomar la leche, o comer... o lo que sea, también por una hora.
Me encantó. Se me iluminaron los pasillos oscuros de mi niñez.
Qué bueno que esto pase.
Te aviso: me siento acá a esperar el 16.
Beso.
buenísimo jonás, me alegra que te guste-
gracias morgana... si habré usado flechas náuticas, blancas, negras, llenas de agujeros por las caminatas y partidos de fútbol en el potrero. una masa.
El estilo de ampere me gusta.
Está bueno que sea una reescritura que va de prosa a verso, es todo un desafío. El lenguaje que utilizás está bueno, eso que decías de las palabras en latín que están puestas ahí más que nada por los sonidos que generan. También me gustan las palabras que siempre se repiten como "obduresco" o "polimorfa", etc. Hay algunos que me gustaron más que otros. Las imágenes también me gustan y como el texto va en progresión hacia la violencia que después explota con todo. Los vengo siguiendo aunque no comenté ninguno. El personaje de Jael es muy bueno, como vas construyendo su locura, su violencia, su odio incontenible que después contrasta con la manifestación de amor a su chica gótica (ahí hasta se pone cursi).
Ah y también me gustó ese recurso metonímico que utilizaste al principio en el que se llama a una mujer "teta", "concha", etc. Usando una parte mínima para denominar al todo, reducirla de esa manera falocéntrica, pero que después, creo, se invierte. Bueno, eso. Y que sea una lectura fragmentaria, que después se une en un texto mayor, eso también está bueno.
Bueno, eso. Un humilde comentario.
generoso comentario, ramonita-
gracias mil. besos
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