sábado, agosto 29, 2015

noches que se empujan en desorden

Each house repeats a mold
Windows rolled
Beast car locked in against morning.
All now sleeping
Rugs silent, mirrors vacant,
Dust blind under the beds of lawful couples
Wound in sheets.
Jim Morrison

Cuando se apagan las luces
trepo las paredes y subo a las terrazas
en busca de la ropa colgada que dejó la vecindad,
reviso bolsillos de pantalones y camisas
y me llevo todo lo que encuentro.

Un billete mojado y una moneda de veinticinco,
caramelos, migas de pan, un DNI, en definitiva,
objetos maravillosos para mi tesoro inútil,
porque lo que necesito no aparece entre las prendas;
se habrá derretido en la oscuridad igual que las personas.

En Buenos Aires
hasta las canciones alegres
suenan tristes.

En las terrazas
hasta las cosas
siguen el ritmo.

Un calzoncillo piensa en Navidad,
una bombacha piensa en Año Nuevo,
aquellas medias jamás celebraron nada;
a través de sus agujeros miro hacia abajo
y el edificio también agacha la cabeza.
En el abismo todo resulta más cercano,
esta altura pone la vista al ras del suelo.

En el techo más alto,
un vestido de novia agitado por el viento
se enrosca como una víbora en la soga
y gotea manchas derramadas de aquel vals;
escurre su matrimonio como un río hasta mis piernas
–que jamás caminarán hasta el altar–
el dulce de los postres
convertido en agua negra
lo que ayer era de la fiesta.

De la luna
detrás de los cables
donde duermen las palomas,
de los cables donde viaja
la programación hacia las casas,
se concentra la energía en el vestido blanco
y como el sol de frente te enceguece.

Porque esta noche es un imán de luz,
pese al humo acumulado por tanta escritura,
una hoja en blanco para siempre,
el fondo de un plato
que hace tiempo no se llena.

Se hace de noche, empieza mi día;
soy un rey lagarto en el desierto edificado;
el imán de luz seca mi piel y mi boca
y sin embargo deambulo;
por las dunas espejadas muevo mi larga cola,
un pasado lastimado que, aunque lo corten,
vuelve a crecer.

7 comentarios:

Leticia Otazúa dijo...

Diego, me llamo Leticia Otazúa, soy profesora de Taller de Lectura y Escritura en la UNAJ, de Florencio Varela. El miércoles próximo, si me das permiso, me gustaría leer este poema en un programa de la radio de la universidad, para anunciar tu visita en el encuentro de escritores que se realizará el jueves 3. Sería, para mí, un placer leerlo. Gracias

Anónimo dijo...

sí.
siempre tan triste todo.
la puta madre que lo parió.

subí a mi terraza
la luna brillaba
en lugar de tener un rifle
tenía una botella
a la que cada tanto besaba.

la misma tristeza
bs as alma de piedra

Anónimo dijo...

bueno. aunque yo ya me haya derretido
y sólo sea un anónimo sin cara.
todavía tengo memoria
te recuerdo
y te leo.

saludos, seguí.

Juan Dé dijo...

sí, leticia, por supuesto, pueden leerlo, desde ya, muchas gracias

y gracias también a vos, anónimo, por tus palabras

Anónimo dijo...

de nada, chorza

salú!

Anónimo dijo...

ex-plotate y censurame esta

campeón

Anónimo dijo...

la presi dice "mirar el pasado para no ser idiota y equivocarse otra vez"

yo la escucho y me toco el corazón.