Como la mezcla
de un sueño,
está servida la hermosa sopa de la noche,
no en la mesa ni en la cama sino afuera,
brillante en la sopera, redonda y lunar,
llega del cielo de la calle y traspasa la suciedad del vidrio;
porque mi ventana es un imán de luz en Buenos Aires;
como la primavera que da vuelta todo,
estudia en la plaza y juega en la escuela,
de las mismas letras forma alegría y alergia,
incuba en los ojos y de esos huevos nacen visiones;
no para volar sino para arrojarse al abismo
igual que Alicia en la madriguera del conejo,
arrastrarse después en la vereda o incluso en la zanja;
abajo se ve mejor lo que pasa porque todo es gigante:
la gente cobra de nuevo su verdadera monstruosidad,
cierra las cuevas con llave y cena en familia pegando alaridos;
nadie queda en la vía pública salvo el último ser humano:
es el jorobado de Notre Dame que abre bolsas en las esquinas,
encuentra papeles, comida, una radio y algo de ropa;
elige algunas cosas y las carga hasta el final del arco iris;
yo me quedo en la zanja junto a un vestido de novia que mueve el viento;
la cola se enrosca como una víbora al poste de luz,
toda la prenda se sacude y las manchas de vino gotean la fiesta,
el matrimonio se escurre por los hilos y me salpica a mí,
justo a mí, que jamás voy a casarme;
como dormir y lastimarse la boca,
una mezcla de sueño y sangre,
arde la garganta y sobreviene la sed
y lo único que encuentro para saciarme es la zanja;
para mi sorpresa el líquido oscuro es sabroso;
una sopa de la noche,
humeante en la sopera,
sopa del hogar, en la noche, hermosa sopa.
lunes, septiembre 12, 2011
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2 comentarios:
Me dejaste sin palabras.
Es simplemente genial!
Besos.
Felicitaciones, Poeta!
Pabloh
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