domingo, febrero 26, 2006
sibilancia
Para la sibilancia vuelve el gorrión mensajero con el refuerzo de los barrios y las cuevas, y bajan, bajan la loma patinante las polleras negras del pozo con el ímpetu juvenil, y ven, ven a mí, alma de diamante, y corren, corren junto al animal polimorfo que mastica barrotes, y crece, crece la formación romboidal de la pandilla, y entre las columnas arribantes de los adolescentes oscuros veo la geometría pintadita de mi chica gótica que llega, y camina, bichito, camina, camina el aspecto central de la noche la abrazo, la manifestación vegetativa me besa, el ergotropo me toca, el núcleo mamilar le chupo, el cuerpo gótico me refriega, el cuadrúpedo de la avenida se funde a la sábana adoquinada, canta y camina bicho del empedrado a b c y a b c enamorado, piedra tras piedra noxa bajo la lluvia de estrógenos dice que me ama, paso tras paso noxalis en el moco cervical le digo que la amo, y juntos agarramos la proa del rombo y repartimos pungos de muerte y sangre al ciudadano y al artista, y ya está, ya, está, pueden matarme si lo desean, mi vida flota en el irradio gótico, y ella pronuncia mi nombre contra el hidrante y el bombero, ella me toma de la mano y avisen yo canto el sueño del niño pese al gas y el soldado, y la chica gótica me toca el bulto con lujuria y la miro y me mira y todos los males del mundo desaparecen a pesar de los proyectiles y los objetos anamorfos que caen, ¡pero soñamos!, ¡soñamos!, porque el tiempo comenzó a pasar y el viento borró tus manos, porque sangra el color humano y escupe el irroro, porque la yunta ciudadana, artística y policial nos hace el antiabanico y nos encierra, nos empuja contra nosotros mismos, y así quedaríamos espalda con espalda, así serían diez contra uno, aumentaría la sirena y el adversario potencial se llevaría a cabo en nuestra contra, y ahora sí, ahora no hay salida nos van a matar a todos con el contrapungo, pero viva la causa perdida con el grito rompemos pentagramas y volamos cinéticos sobre las cabezas y los cascos, otra vez rompemos filas como tantas veces, rompemos uniformes y vehículos represivos, habrán perdido romperíamos carne y hueso hasta llegar al ampere, y presten atención de este modo caminando la giratoria logramos avanzar, caminito hipotalámico uno dos hasta el cabildo argentino del recalesco civil, y allí, en el ojo delta x delta t debajo de las arcadas organizamos el reflujo y gradualmente empezamos la retirada por la supervivencia, la chica gótica siempre me tomaba de la mano y me apoyaba el beso, y quería cantar vuelve del cuento feroz, pero las fuerzas de elite acababan de llegar a la plaza y al disturbio, y sin mensaje previo se vinieron encima para acuchillar nuestra izquierda y casi nos desarman, y más huscarles caían y se ahogaban en el charco proteico, y vuelven otra vez todos juntos, ciudadanos, artistas, policías, bomberos y paramilitares, y atacan, atacan, golpean el corazón de nuestro rombo una y otra vez hasta que finalmente nos quiebran, sí, nos quiebran, nos desarman, nos separan, nos dividen, y ya no hay nada que podamos hacer, no hay nada y la chica gótica se derrite de mi mano y se apaga en la masa represiva, no hay nada, y el martillo de Roque cae por última vez sobre un casco y luego se lo traga la chupadora hasta el brazo primero, el torso después, y no lo veo más, y las polleras negras del huscarle son pisoteadas por doquier y al suelo se adhieren con la sangre, los adolescentes caen y las botas les aplastan las cabezas hasta el ojo, todos mueren y caen y nada podemos hacer en el contrafuego y en la plaza del antihuscarle, y cuenta regresiva habremos desaparecido, al silencio caímos y al túnel del substillo nos vamos.Ampere, cap. 6 (fragmento).
viernes, febrero 24, 2006
qué?
real y visceral
Parece que soy una mezcla de Vox Dei y Lamborghini.¿Y qué sale de todo eso?
Un niño proletario que escribe cuentos urbano-barriales.
El túnel de los nazis
Bajé la escalera cantando tum tum tum una vez le hice el amor a un drácula con tacones y los escalones hacían uno dos uno dos hasta que me metí de lleno en el sótano de la Matanza, cerca de la General Paz y la Richieri, atrás de la zanja grande que va a la Villa Lucero, tana tana tana tatá era un pop violento que guió el gran estilo siniestro, entre Celina y Madero, Celina y Lugano, Celina y la Mesopotamia, y con manubrio, con macrófila me moría en la infección bonaerense y decía loco, cobré para todo el viaje.martes, febrero 21, 2006
La música rota
"Si la tierra es un ser vivoy tiene pulmones que por mil respiraderos exhalan fuego,
puede cambiar sus conductos de respiración
y, cada vez que se mueva, cerrar unas cavernas y abrir otras".
Ovidio, Metamorfosis, Libro XV.
Primero la especulación a mismar, después la escalera en la Facultad de Ciencias Sociales sobre la calle Marcelo T. de Alvear, los ojos verdes que se estampan en la tela de suave nocturnado, zambar el beso en Plaza Houssay, el viaje a Ushuaia con los primeros objetos, el consoliente azul junto al Lago Argentino en el Parque Nacional Los Glaciares, alcanzarte en el paseo, pero breve, pero trágicos los episodios entintados, pero de amor la convivencia supura en Haedo, el grito feroz y el final con el timbre arrebata y plasma, encuentra vocecita requebrada el flete que a ella exige con sus cosas y yo, figura herida junto al matinal, no quiero, no puedo tolerar la horrible gente desesperada que grita por mi boca y finalmente escapo Juan famélico por un agujero y ruidar sin detenerme busco la música afuera del departamento horizontal, y corro a toda velocidad hasta alejarme de los cerastas vecinos, de las propétides chismosas, de los ojos, de los dedos, de los jueces de la panadería, del kioskito, del taller mecánico.
Porque ya no quedaban hojitas para mí, facilante, estrechoso fui cuesta abajo hacia Rivadavia y la vía del Sarmiento a través de la calles interiores. Dentral, roctúmbilo después de una mañana de sol blanco en el conurbano residencial, terrené mientras enanizaba el día, y esto no lo sabe nadie me fui junto a la vía a dos cuadras de la estación y pensé seriamente la posibilidad con el llanto y el ojo hinchado y acaso dormir, por qué no, historia maravillosa, música permanente, apoyado junto a mis solsticios treparía árboles debajo del tren, y no me importarían las caras ofuscadas acá, burlonas allá, de los pasajeros, de los transeúntes, de los policías, de los bomberos que me rodearían, porque puertal me acunaría lentamente sobre la hemorragia algodonada y el hormigueo con caricias de la última siesta.
Destellás el límite sentado en la orilla cerca de los rieles y observás los metales en movimiento, antorchás ideas sobre las voces posteriores, sobre el lamento ajeno, de una en particular, el de ella que ahora resplandecés con tu imaginación en la mancha pequeña, vagido suponés que se abrazaría a tu despojo y de este modo conjurarías la angustia, hasta la muerte, y nuevamente entrarían en la casa al final del largo pasillo en la calle Lainez, y sonrisa entre los dos arreglarían los muebles, barrerían el living, a la noche subirían como siempre la escalerita caracol hasta la terraza, donde comieron pan dulce, donde vieron estrellas, donde descubrieron al colibrí entre los árboles, pero campito distante el preámbulo cede y el pasto se marchita detrás de la cortina, se deshace el paisaje que te pegaste y nuevamente surge ante vos la ciudad profunda, indiferente, y ahora escuchás el ruido, nítidás el chapoteo de los rulemanes, te apabulla el tren que puede aplastarte, que puede arrastrarte las tripas durante cientos de metros, y te espantás y das un paso atrás, y otro, y uno más, y qué vas a hacer ahora, decime qué, caído, pálido, decímelo, agrietado, gritás, llorás, la gente te ve, te caés y querés rezar, te arrastrás como un loco sobre la basura, y esto no lo sabe nadie, Juan encadenado, afónico en el patetismo, inventado para el piso, no habrá salida para vos, no habrá gentilezas que te alcancen, sólo años interminables, aferrado al dolor en el estómago, al herpes en el ojo, a la alergia y el edema de glotis, a la erupción, al prurito, a la fobia, al miedo y a la marchitez galopante, que el cuarto negro y chiquito te espera en Boedo, limpiador de inodoros, y allí comerás negrura y comerás silencio y nada te alcanzará, muerto de hambre, y ella no contestará tus llamados y así volverás a la idea junto al balcón y el vacío, pero nuevamente darás un paso atrás, y otro, y uno más, y aunque te martillen la sien te atarás a la pata de la cama como un cobarde.
Retomé como pude los estudios en la Facultad de Filosofía y Letras, pese a la infavorable que me espoleaba, y al suave tampocolio asistí aún con la salina pegajosa en la cara, con la asustadiza, con la mano mutilada, y pedí lecturas y pedí personas. Algunas de ellas se interesaron parcialmente en mí y quisieron acompañarme en mis horas arrebatadas. Yo respondí al adosamiento de las manos y acepté café y acepté conversaciones y acepté fiestas. Tenía el vacilante y la medida inalcanzada de un largo año cuando llegó el verano y una propuesta de campamento, de sur, de bosque. Pensé que era mejor que mi cuarto negro; sí, te conviene ir, me dijeron muchos. Sí, me conviene.
Cuando elegíamos el lugar, el voto masivo sobre el mapa señaló el Parque Nacional Los Glaciares, y yo entrelazado hocico espumeante coloreé el pasado y a ella y comencé a sangrar, Juan cadáver tibio. Me puse pálido; les dije que mejor fuéramos a otro lugar. Pero mínimas las intenciones me rechazaron y tuve que decidir si volver o no volver.
Por la soledad intolerable, por la pieza ningún pájaro, ojalé pusilánime, llené la mochila y compré los pasajes para la cárcel itinerante junto a los conocidos. Nunca la realidad sería tan interna, nunca el espacio tan temporal ni tangible como esos días la locura.
Empecé a llorar a escondidas, a rechazar los paseos, a callarme, a irme solo al bosque. No mirar el Glaciar Perito Moreno, no mirar la loma dorada, no mirar el caminito ascendente, no salir de la carpa, no verte por favor. ¿Qué le pasa a Juan? Juan me da miedo. ¿Para qué vino si va a estar así?
Todos estaban enojados conmigo. Secreta culpa, ave plateada, tan terrible y tan linda, vuelve y se une a mi cuello, me hiere con su espada curva, me arranca la piel, me despedaza. Me miré en un espejo, degenerado progresivo, ¿en qué me estaba transformando?
El grupo planeaba seguir viaje hacia El Chaltén. La última noche cerca del Glaciar, después de una semana a tan grandes dolores, una noche junto al fuego les dije que me iba, que no soportaba más, que me disculparan. No me tambores, no me veas, no lo hagas más.
Las miradas de mis compañeros se volvían más feroces y frente a todos me llené de agujeros como una flauta, después me traspasó el aire y por fin lloré por todos lados sonidos desprolijos, caóticos, fragmentados, escamados de anécdotas incoherentes, de detalles que a nadie importaba, y nunca fue tan humillante un llanto, nunca objeto de tanta acusación.
Se fueron. Apenas se despidieron de mí, que preferí quedarme solo un día más en el Parque, antes de ir a Calafate y comprar el boleto de regreso.
Cuando estañar perfiles la tarde caía, decidí buscar leña en el bosque sobre la colina para mi fuego único. Preñado por el desastre ahora juntaba ramas, juntaba piñas y dudaba de todo, paranoico, al borde nuevamente de la idea, del hormigueo y la siesta final, pero espalda inmediata, formas del agua, de repente, ¿una alucinación?, ¿un brote psicótico? –yo creo que no, a veinte metros de mí caminaba en contacto un zorro colorado, tranquilo, tan verdadero como increíble, que olfateaba por momentos los árboles cuajados.
Lo miré fascinado. El también se detuvo y me vio fijamente.
Alrededor la naturaleza me ocultaba de los enfermos y me recomponía, pedacito a pedacito, aquellas partes que se doblan, encrucijada de las probabilidades, Juan por leves hojas, y el zorro tan hermoso y tan núdico para la contemplación se mantuvo incólume durante aproximadamente media hora, una eternidad.
Nos mirábamos a los ojos -encamínate a mí.
Después de un largo tiempo, lento como el crecimiento, o como las manos que deshacen nudos, de pronto giró la cabeza rojiza y naturalmente continuó su camino hacia la profundidad.
Me senté un rato en el bosque, sin amenaza alguna. Después, volví al campamento.
Hice fuego, miré el cielo y las espirales gigantescas mucho más tranquilo que antes, Juan combado, mordido por alimañas sedantes, ahora no me llevaría la confusión, ni el miedo, ni anunciaría mi muerte, ahora dormiría en el alta mar y después amanecería, iría a Calafate y tomaría un avión que me devolvería a Buenos Aires, pero eso sería después, ahora me acostaría al ras del suelo y de la noche austral, desvelado suavemente por la paz pasaría estas horas junto al Lago Argentino sin ella, sin imágenes dolorosas, solitario como el zorro del bosque, o junto a él, si volviera.
lunes, febrero 20, 2006
domingo, febrero 19, 2006
Bichitos colorados
Se venía corriendo la bola que Lugano iba a venir a Celina con más de cien chabones, que los estaban reclutando de Lugano 1 y 2, de la villa de Escalada y de Copello. Resulta que una semana atrás habíamos ido a jugar a la pelota al Maristas por un campeonato que armaron los curas. Después del partido, que ganamos 3 a 1, un gordo bestial, al que le decían Oso, se la agarró con mi primo Tato. Pobre Oso, pura espuma, no sabía la que le esperaba. Tato era un pibe flaquito, como chupado, y de estatura normal. Pero las apariencias engañan, eh. Mi primo era uno de los pibes que mejor peleaba en Celina. A Peluca, al temible Peluca de los bajitos cerca del centro comercial, lo cagó a trompadas más de una vez. Tato era rapidísimo, de piernas y de brazos, una cosa de otro mundo. Una vez nos trenzamos, cuando éramos chicos. Fue en el campito de Celina. Los dos jugábamos para Bichitos Colorados, equipo mítico de los torneos infantiles de La Matanza. No sé por qué nos agarramos, pero sí me acuerdo la paliza que me dio. Por cada piña que le daba, él me devolvía 5. Cuando nos separaron, Gastón del décimo (del edificio 7) empezó a cargarme porque yo lloraba y reía al mismo tiempo. "Ríe-llora, ríe-llora...". Enseguida mi primo, que quería reconciliarse conmigo, me dijo que me hiciera respetar, que le pegara una trompada. Sin pensarlo demasiado, me acerqué a Gastón del décimo, que no paraba de reírse, y lo puse en el medio de la boca. "¿De qué te reís?". Al toque empezó a sangrar. Se fue a la pileta, sin decir nada. Mi primo Tato me felicitó y me abrazó. Nunca más nos volvimos a pelear y durante años fuimos pegados como garrapatas. Bueno, me fui por las ramas. Como siempre. Volviendo atrás, el Oso lo bardeó a Tato en el Maristas. La cosa es que mi primo lo fajó. Los amigos del Oso saltaron y nosotros también. Se armó un combate importante. La nota graciosa la dio uno de los Hermanos Maristas, que puso por los altoparlantes: "La paz esteeeé coon nosootros, la paz esteeeé coon nosootros, la paz esteeeé coon nosootros, que con nosotros, siempre, siempre esté la paz". Era bizarro. sábado, febrero 18, 2006
A mis amigos militantes del Peronismo Auténtico, que tenían como sede la Unidad Básica "Eva Perón" en Villa Celina, heridos en las peleas sobre la vereda del Banco Provincia el 6 de noviembre de 1992.A Oscar Lorenzo Cogorno.
Al Racu y la pastoral villera.
A mi mamá, presidente de mesa que se llevó la urna al baño porque no confiaba en los fiscales.
Al padre Franco, cura obrero.
A la mujer del kiosko quemado, que nos conseguía alimentos de la Municipalidad, que descanse en paz.
A la gente de Las Achiras y a todos los que estuvieron en la noche de reyes peronistas.
Al camionero y los militantes del galpón de San Justo.
A Teresa de la calle San Pedrito (causa de este post), que según me contó mi amigo Víctor (su hijo) ayer por teléfono, le prende velas a Santa Evita.
Santa Evita
"Lanusse sabía que yo tenía el cadáver, pero ni él ni yo podíamos imaginar en qué estado estaba, después de tantos años", apunta Cabanillas. He oído versiones de que el gobierno de Aramburu ordenó hacer tres o cuatro copias perfectas de la momia de Eva con resinas de poliéster y fibra de vidrio, y que una de esas copias fue a dar al puerto de Hamburgo, donde el coronel Moori Koenig la confundió, en 1961, con el cadáver verdadero. La viuda de Moori Koenig ha confirmado ese dato. Cabanillas lo niega, con énfasis.
No hubo copias", dice. "Nunca se nos ocurrió que podía haberlas. En los asuntos de inteligencia, como usted sabe, echar a correr un rumor suele tener más peso que imitar la realidad."
¿También lo de las flores y las velas es falso?, pregunto. Aludo a la versión de que, donde quiera estaba el cadáver, aparecían flores y velas.
Eso es verdad", dice Cabanillas. "Sucedió cuando la teníamos deambulando por Buenos Aires. Las flores y las velas nos volvían locos."
***
"Maturini intervino una vez más", continúa Cabanillas. "Con el pretexto de que se trataba de una ceremonia religiosa, no les permitió entrar. Por fin, abrimos la tapa del ataúd. Me paralizó la sorpresa. Estaba todo lleno de polvo de ladrillo, de cascotes. El aire se llenó de una bruma bermeja, y hasta que no se despejó no pudimos ver el cadáver que seguía allí, intacto. Uno de los operarios se inquietó al verlo. ¿Acaso esta mujer no murió en febrero de 1951?, dijo en alta voz. Todos asentimos. ¿Se dan cuenta? Lleva en la tumba más de veinte años y parece que siguiera viva. ¡Es una santa!, gritó otro de los operarios. Entonces cayeron todos de rodillas rezando el Ave María y repitiendo ¡Miracolo! ¡Miracolo! Una vez más, la sabiduría de la Iglesia acudió a salvarnos. Dos de los hombres estaban despavoridos y querían salir. La hermana Giuseppina los detuvo y les dijo: ¿No ven que ha sido embalsamada? Esa simple verdad los tranquilizó."
***
"La hermana Giuseppina desnudó el cadáver y lo limpió con mucha destreza. Nos sorprendimos de que fuera tan chico, casi como el de una muñeca, y de que diera tanta impresión de vida. Volvimos la espalda cuando quedó al descubierto el monte de Venus, con su pelusa fina, y ayudamos a la monja a que le pusiera una mortaja y le cubriera la cabeza con una mantilla. Hizo falta desenredarle el pelo, quitarle algunos broches oxidados y volver a peinarla. Sólo entonces la pusimos en el ataúd nuevo."
***
"En 1976, poco después de que la viuda fuera derrocada por una junta de militares depredadores, ambos cadáveres fueron retirados una mañana de lluvia y enterrados en lugares distintos: a Perón se le asignó un mausoleo en el cementerio de la Chacarita, donde una década más tarde lo profanarían, cortándole las manos. A Eva la llevaron al de la Recoleta, en una zona oligárquica de Buenos Aires que ella odiaba. Con Perón no se tomaron precauciones de vigilancia. Eva, en cambio, yace en el fondo de una cripta, cubierta por tres planchas de acero, cada una de las cuales tiene una cerradura con claves de combinación.
Hacia el mediodía de aquel 26 de julio decidí visitar la tumba de Evita. El lugar estaba desierto, y en la entrada de su mausoleo había unas pocas alverjillas blancas y un par de velas encendidas. De pronto, vi que se aproximaban al lugar cinco o seis viejos. Arrastraban los pies, caminaban con un curioso bamboleo. A la cabeza marchaba un personaje macizo, marcial, al que no hacían mella los años. Levantaba un bastón y trataba de llamar la atención de los escasos paseantes: "Vamos a rezarle a nuestra santa", decía. "¡Vamos a despertar a Evita!"
T.E.M
El hijo de la maestra
Dedicado a mi madre, Celina Zaldarriaga.
Objetos maravillosos 6 - Improvisación
Una clienta se prueba un anillo de piedras blancas modelo "la cumbre de los encantos".
-Me gusta -dice la chica sentada en Freak Roy-, lástima que tiene una piedra que está fea, está oscura.
-Mmmm... ¿sí?... a ver,dámelo... mmm... ¡ah!, nooo, esto es a propósito.
-¿?
-Sí, es para cortar con la monotonía del blanco.
-Aaah.
-Este anillo está buenísimo, te re conviene.
-Bueno, me lo llevo.
-Bienvenida al éxito.
Objetos maravillosos - 5 ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
viernes, febrero 17, 2006
Ampere
Traga la substantia y descarta el envase, que puñaladas, que golpes, que fierrazos, que mete destornilladores y pedazos de vidrio, nanofiltrador, desinstalador de cuerpos, encurvado en la república polimorfa menos hombre y menos artista, del ciudadano se va, del público se va, libre como pájaro uno lo ha conseguido, pero regresa a revolver el vecindario y en esto se cuenta, para sacarle la humedad relamido, superembebido, lengüetero al pánico disfrute, que en las palabras se ensaña, caminante uno lo prefiere si el teatro de los idiotas acosa su conciencia, vive acá, náusea eléctrica, ondulante, cinético, bichito de la negrura, debajo de la pampa de asfalto a pesar de la sombra y el ruido, y vive y camina, camina, bichito, camina. jueves, febrero 16, 2006
Rexistencia 25 - Punta Médanos
Nos prestaron un departamento en Pinamar, lugar bastante feo, no sólo por lo careta sino simplemente por la cantidad de gente. No me gustan las playas tan pobladas; prefiero la naturaleza, la desolación, los kilómetros de arena vacía, Claromecó, Reta, Mar Azul...miércoles, febrero 08, 2006
martes, febrero 07, 2006
San Ernesto de la Higuera
lunes, febrero 06, 2006
Correspondencia

Escuela 137, Olavarría y Martín Ugarte (ex Av. Cruz), Villa Celina.
From: Pedro
To: el interpretador
Sent: Wednesday, January 25, 2006 12:27 PM
Subject: Re: Para Juan Diego Incardona
From: "Pedro"
To: "el interpretador"
Sent: Saturday, February 04, 2006 1:05 AM
Subject: Regalo
Juan: Te mando esta foto que te traerá gratos recuerdos. La Escuela 137 cuando aún existían los campitos al fondo de la misma. Un abrazo...
domingo, febrero 05, 2006
sábado, febrero 04, 2006
Rexistencia 24 - Se llevaron a Totó
Rexistencia 23 --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
viernes, febrero 03, 2006
Correspondencia
From: "Casla"
To: <Rex>; <Juanpi>; <Santi>; <Pedro>; <Obelix>; <Terra>
Sent: Thursday, February 02, 2006 4:01 PM
Subject: question
> Amigos: estoy muy preocupado porque alguien entró y hackeó el blog de mi ídolo Juan Incardona y desde hace unos días aparecen dibujos animados ¿O es otra vuelta de tuerca del gran artista conceptual? Que alguien me responda, please...
----- Original Message -----
From: "Terra"
To: Casla
Cc: Rex; Juanpi; Pedro; Santi; Obelix
Sent: Thursday, February 02, 2006 4:05 PM
Subject: Re: question
Es la retro-vanguardia de Celina que crece y se diversifica...
----- Original Message -----
From: "Obelix"
To: Terra; Casla
Cc: Rex; Juanpi; Santi; Pedro
Sent: Thursday, February 02, 2006 4:32 PM
Subject: Re: question
Atte.
From: "Rex"
To: Obelix; Terra; Casla
Sent: Thursday, February 02, 2006 6:06 PM
Subject: Re: question
jueves, febrero 02, 2006
Por una cabeza
Taba re escabio, re quemado, arruinado mal, mal, mal, se me había repodrido la croqueta, loco, antes era un pibe sano, escuchame un poquito, y ahora estaba reloco, guacho borracho y falopero, todo zaparrastroso, cómo pude terminar así?, cómo?, la veeo caaasii coomo un demoonioooo y raasco la alfoombra poor su amooor, aaay, pero qué turra esta minita, aaaahhhh!!!, me enamoró, me engualichó, me engatuzó, y ahora me descartaba sin piedá, no, no, no, así no, no había remedio pa mi mal, pobre pibe, roto el corazón, yiraba mi tristeza por la avenida Olavarría, con la viola colgada y la armónica en el bolsillo, y así de penas crucé la Richieri con la música a otra parte y me metí en la chupadora de enfrente, para qué, frescolari la noche, bajaba la gleba cantando aunque de sueño pueda matarme vas a temblar siempre en mi pecho, y pateaba uno dos uno dos el tufillo de hombre muerto por amor, hasta que, putamadre, sin darme cuenta me mandé cualquiera y me metí en la villalba atrás de los monoblocks de Madero. Cagamos, cobré para todo el viaje. (1)"Mentado". Agradezco a Fabián Casla por permitirme usar esta palabra que nos gusta a los dos. Para escucharla en todo su esplendor, recomiendo el tango "Tres amigos", de Cadícamo: "Tres amigos siempre fuimos en aquella juventud, era el trío más mentado que pudo haber caminado por esa calle del sur..."




















