Each house repeats a mold
Windows rolled
Beast car locked in against morning.
All now sleeping
Rugs silent, mirrors vacant,
Dust blind under the beds of lawful couples
Wound
in sheets.
Jim
Morrison
Cuando
se apagan las luces
trepo
las paredes y subo a las terrazas
en
busca de la ropa colgada que dejó la vecindad,
reviso
bolsillos de pantalones y camisas
y
me llevo todo lo que encuentro.
Un
billete mojado y una moneda de veinticinco,
caramelos,
migas de pan, un DNI, en definitiva,
objetos
maravillosos para mi tesoro inútil,
porque
lo que necesito no aparece entre las prendas;
se
habrá derretido en la oscuridad igual que las personas.
En
Buenos Aires
hasta
las canciones alegres
suenan
tristes.
En
las terrazas
hasta
las cosas
siguen
el ritmo.
Un
calzoncillo piensa en Navidad,
una
bombacha piensa en Año Nuevo,
aquellas
medias jamás celebraron nada;
a
través de sus agujeros miro hacia abajo
y
el edificio también agacha la cabeza.
En
el abismo todo resulta más cercano,
esta
altura pone la vista al ras del suelo.
En
el techo más alto,
un
vestido de novia agitado por el viento
se
enrosca como una víbora en la soga
y
gotea manchas derramadas de aquel vals;
escurre
su matrimonio como un río hasta mis piernas
–que
jamás caminarán hasta el altar–
el
dulce de los postres
convertido
en agua negra
lo
que ayer era de la fiesta.
De
la luna
detrás
de los cables
donde
duermen las palomas,
de
los cables donde viaja
la
programación hacia las casas,
se
concentra la energía en el vestido blanco
y
como el sol de frente te enceguece.
Porque
esta noche es un imán de luz,
pese
al humo acumulado por tanta escritura,
una
hoja en blanco para siempre,
el
fondo de un plato
que
hace tiempo no se llena.
Se
hace de noche, empieza mi día;
soy
un rey lagarto en el desierto edificado;
el
imán de luz seca mi piel y mi boca
y
sin embargo deambulo;
por
las dunas espejadas muevo mi larga cola,
un
pasado lastimado que, aunque lo corten,
vuelve
a crecer.
7 comentarios:
Diego, me llamo Leticia Otazúa, soy profesora de Taller de Lectura y Escritura en la UNAJ, de Florencio Varela. El miércoles próximo, si me das permiso, me gustaría leer este poema en un programa de la radio de la universidad, para anunciar tu visita en el encuentro de escritores que se realizará el jueves 3. Sería, para mí, un placer leerlo. Gracias
sí.
siempre tan triste todo.
la puta madre que lo parió.
subí a mi terraza
la luna brillaba
en lugar de tener un rifle
tenía una botella
a la que cada tanto besaba.
la misma tristeza
bs as alma de piedra
bueno. aunque yo ya me haya derretido
y sólo sea un anónimo sin cara.
todavía tengo memoria
te recuerdo
y te leo.
saludos, seguí.
sí, leticia, por supuesto, pueden leerlo, desde ya, muchas gracias
y gracias también a vos, anónimo, por tus palabras
de nada, chorza
salú!
ex-plotate y censurame esta
campeón
la presi dice "mirar el pasado para no ser idiota y equivocarse otra vez"
yo la escucho y me toco el corazón.
Publicar un comentario