Manual del pequeño guerrillero
por Juan Diego Incardona
1
El llanto de la guardería
¿A dónde se fue tu mamá? ¿A dónde se fue tu papá? Ellos no van a venir. Te dejaron acá y se fueron con los grandes hoy a la mañana y no van a venir. Vos estás muy triste. Pero no te preocupes. Mirá alrededor. Está lleno de caras que se parecen a vos. Jugá con ese bebé. Jugá con ese color. Un perrito y un gatito caminan por el techo. ¡Cuidado! Te pueden morder. Una señora camina entre las camas. No es buena. Ella se encarga de cuidar a los chicos. ¿Ves a ese gordito al lado tuyo? No confíes en nadie. No estás en un lugar bueno. Cuando pase el tiempo podrás entenderlo mejor. Yo te lo puedo explicar, si querés. Cuando pase el tiempo te van a mandar a la escuela. No es un lugar bueno. Te encierran para enseñarte cosas. Es importante que no te convenzan. ¡Cuidado! Ahí viene la señora. Es una vieja horrible. Te voy a enseñar una mala palabra para que la puedas practicar. Vieja chota. No se la digas a nadie, por ahora. Es un secreto entre vos y yo. Vieja chota, vieja de mierda. Ahí viene. Tenés que hacer algo. Llorá. Gritá. Así, muy bien, más fuerte. Decile a los otros que lloren y que griten también. Imaginate si todos los bebés lloraran a la vez, gritaran con todas sus fuerzas al mismo tiempo, todos los bebés del mundo. ¿No sería divertido?
Las palabras
Las palabras son sonidos que significan cosas. También se pueden hacer dibujando. Eso se llama escribir. Cuando vayas a la escuela te van a enseñar. Vos tenés que aprender a usarlas, pero no para decir lo que la señorita quiere, sino lo que vos querés. La señorita es una persona que trabaja en la escuela. Le pagan para que le enseñe a los chicos. Le dicen maestra. Tu mamá te va a decir que le hagas caso en todo, pero vos no lo hagas. Cerca tuyo, se van a sentar otros chicos. Van a ser tus compañeros. Deciles que no le hagan caso a los maestros. A medida que pase el tiempo, te voy a explicar más cosas. Lo voy a hacer con palabras comunes, no con palabras tontas. Si no entendés lo que te digo, podés buscarlo en el diccionario, que es un libro que sirve para entender las palabras. Pero hacelo con cuidado, porque ese libro hace trampa, a veces miente, dice que algunas palabras significan cosas que en realidad no. Por suerte, hay gente que escribe en las paredes, en los baños. A esas palabras tenés que prestarles atención, porque casi siempre dicen la verdad.
Instrucciones contra los padres
¡Crac, cric, crac, estás muy nervioso! ¡Pum, pam, pum, tu corazoncito late con fuerza! ¡Es la bronca! ¡Es el odio! Es un sentimiento común a los seres humanos. Cuando tus papás te obligan a hacer cosas que no querés, cuando te dejan solo en la guardería muchísimas horas, rodeado de monstruos con caras de viejas, crac, cric, crac, pum, pam, pum, te dan ganas de volar y querés morder, que nada lo impida. Durante el día, tenés que dormir un rato la siesta, para no ver las cosas feas y poder tener fuerzas de noche para sacudirte en la cama, llenar de saliva la ropa, vomitarla, hacerte pis y cagarte encima, gritando siempre muy fuerte, que es algo importante, porque eso molesta mucho a los padres, no los deja dormir, los agota. La voz es un arma. Podés usarla para defenderte y para cambiar las cosas que pasan cerca tuyo.
El miedo
Estás en el fondo de un pozo, esperando que se acabe tanto miedo. Escuchás una voz que dice “quiero salir”, “quiero salir”. Darías cualquier cosa por escapar de acá pero todavía no sabés caminar y parecés tan imbécil moviendo las piernitas como una cucaracha al revés. Sentís que te duele la panza, que te arde la cola, que está paspada. Alguien prende la luz. ¿Qué es eso que pasa por ahí? Te sentís enfermo. Una cara se acerca para mirarte. ¡Gritá! ¡Gritá ahora!
Los muñequitos
La ropa está bordada de muñequitos. Respiran el aliento de cola de nuestra charla. Están encerrados en una cárcel de trapo. Van caminando, pero su andar no los va a llevar a ningún lado. Tenés que impedir que a vos te pase lo mismo. Las escenas se repiten en cada pliegue. Es un camino de locos. Ellos miran el cielo, pero no pueden verte. La mirada se les muere en el vacío. Están solos, como vos en la guardería. La vida es así. El sufrimiento es una cadena infinita.
El país
Vivís en un país que se llama Argentina. Queda en América del Sur y está en vías de desarrollo. La parte de abajo parece un zapato. Está pisando un piso de hielo y el pie no tiene puestas las medias. Tenés que prepararte anímicamente. El tiempo pasa y pronto te van a mandar a la escuela. Allí comenzará tu vida cívica. Te van a decir que es importante porque se aprenden cosas buenas, pero no lo creas, lo más importante lo aprende uno mismo, escuchando su propia conciencia. Allí querrán convertirte en un esclavo, pero vos tenés que luchar por mantenerte libre. Hay una cosa que se llama pedagogía. Lo usan las señoritas para enseñarle a los alumnos. Juntos vamos a planear la defensa. Después se la vas a decir a tus compañeros, para que ellos te ayuden a destruir la escuela.
La sociedad
El país es una casa gigantesca. Adentro vive mucha gente. La llaman la sociedad.
Si te cruzás con algunas personas en el baño, si te cruzás con algunas personas en la cocina, tené mucho cuidado, porque van a querer convencerte de que te bañes con ellos, de que comas con ellos, pero no los escuches y mantenete apartado, para que no te laven el cerebro, juntate sólo con los chicos que piensen igual que vos. La sociedad existe porque existe la escuela. Allí se pierde la libertad y se forman sirvientes. ¿Qué silencio se hizo de repente en la guardería, no? La sociedad debe estar escuchando, cuidado. Dobla del pasillo y se mete en la pieza, vigila. Una señora está limpiando los pisos y las paredes. Todos los días es así. Tenés que luchar. Tu cuerpo es una botella de tinta: de a poco le vamos a destapar la boca para que escribas tus palabras.
La infancia
Ahora estás viviendo abajo. Vas por una cueva. Los grandes te persiguen y quieren atraparte. Pero seguís libre. La infancia es una idea antisocial, que ni siquiera los monstruos pueden matar. Estás escondido en un ambiente oscuro, cargado de tinta. Ojo con el tiempo, porque descolora y destiñe. El tiempo es un arma de la sociedad, pero se puede usar en su contra. Yo te voy a enseñar algunos trucos. Ahora sos el hijo de tus padres. Pero no por mucho tiempo.
(...)